Aquel que ve la inacción en la acción y la acción en la inacción se distingue por su inteligencia, y aunque se dedica a todo tipo de acciones, se encuentra en un nivel puramente espiritual.
Aquel que, en la acción, se ha liberado de todo deseo de disfrute material, puede considerarse firmemente establecido en el conocimiento. Los sabios dicen que el fuego del conocimiento perfecto ha reducido a cenizas las consecuencias de sus acciones. Totalmente desprendido de los frutos de sus acciones, siempre satisfecho y autosuficiente, no actúa materialmente, aunque está continuamente activo. El hombre así iluminado tiene perfecto control de su mente e inteligencia; renuncia a todo sentido de posesión y actúa sólo para proveer a sus estrictas necesidades vitales. Así, ni el pecado ni las consecuencias del pecado le alcanzan. Aquel que, libre de dualidad y envidia, ve el fracaso y el éxito con el mismo ojo, satisfecho con lo que le es natural, aunque actúe, nunca se estanca. Las acciones de aquel que, firme en el conocimiento absoluto, no está influido por las tres gunas (virtud, pasión, ignorancia), son puramente espirituales, realizadas para la única satisfacción de Yajna [Krishna]. El hombre que está completamente absorto en la conciencia de Krishna tiene la seguridad de alcanzar el reino eterno, porque sus actos son todos puramente espirituales: y mediante la oblación y la ofrenda, participan de lo absoluto.
Como ya se ha dicho, el hombre que actúa de acuerdo con los principios de la Conciencia de Krishna es el espiritualista y místico más elevado y perfecto. Pero los devotos de Krishna no son los únicos que ofrecen sacrificios; también hay personas que ofrecen sacrificios a seres celestiales, o al Ser Supremo Impersonal (el único aspecto de Dios conocido por los creyentes en la tierra). Dependiendo de la naturaleza de sus destinatarios, estos sacrificios adoptan diferentes formas, pero esta diversidad es superficial, ya que todo sacrificio se dirige en última instancia al Señor Supremo, Visnu o Krishna.
Algunos sacrifican el oído y otros sentidos en el fuego de la mente dominada, y otros ofrecen el sonido y otros objetos de los sentidos al fuego del sacrificio.
Aquellos que desean alcanzar la realización espiritual mediante el dominio de los sentidos y la mente, ofrecen las actividades de todos sus sentidos y su aliento vital como sacrificio en el fuego de la mente dominada.
Otros, iluminados por el sacrificio de sus posesiones materiales y por grandes austeridades, toman votos estrictos y adoptan el yoga de las ocho fases. Otros estudian los Vedas (las escrituras sagradas originales) para adquirir el conocimiento absoluto. Algunos también buscan la exaltación en el dominio de las funciones respiratorias: practican fundir el aliento exhalado en el inhalado, y luego a la inversa; de este modo consiguen suspender toda respiración y experimentan el éxtasis. Algunos, restringiendo su alimentación, sacrifican el aliento exhalado en sí mismo.