El Señor nunca abandona el Goloka, Su reino, y sin embargo, desde donde nos encontramos, podemos acercarnos a Él, pues precisamente para ello elige manifestar Su forma real en este mundo. Para no perdernos en conjeturas sobre su forma, se nos muestra tal y como es. Desgraciadamente, cuando viene entre nosotros como un ser humano y se entretiene en nuestra presencia, los insensatos lo denigran, tomándolo por un hombre corriente, mientras que en realidad es a través de su omnipotencia que nos revela su verdadera forma y nos muestra sus entretenimientos, imágenes de los que se complace en su reino.
Krishna, Dios, la Persona Suprema es la verdad absoluta, el Todopoderoso, el Absoluto, el ilimitado, el todo que es. Nada existe fuera de Él. Él es el principio mismo de todas las causas, la causa primera y la forma misma de la existencia eterna, todo conocimiento y dicha. Él es la fuente de todo lo que es. De todos los que pueden crear, Él es el creador supremo.
Todas las palabras del Señor Supremo, Krishna, permanecen frescas por la eternidad, al igual que las enseñanzas que nos da. No sólo se honran Sus preceptos en este universo y en esta época, sino en todos los lugares y en todas las épocas, aumentando siempre su juventud e influencia. La Palabra de Dios es cada vez más fresca, cada vez más viva y renombrada no sólo en este planeta tierra, en esta galaxia «la Vía Láctea», sino también en otros planetas y en otras galaxias. Nunca desaparecerá.
En verdad, Krishna está presente en todas partes y en el corazón de todos. Porque Él es el Alma Suprema, nadie es Su enemigo, nadie es Su amigo, nadie es Su igual, nadie es inferior o superior a Él, Él no tiene padre, ni madre, ni hermano o pariente, ni necesita el vínculo social, la amistad y el amor de este mundo.
No se reviste de un cuerpo material. Nunca aparece, ni nace, como un hombre ordinario, obligado a pertenecer, por sus actos pasados, a especies de vida superiores o inferiores. Cuando Él viene a nosotros, es por Su poder interno, con el único propósito de proteger a Sus devotos. Nunca está influenciado por las tres gunas; los atributos y modos de influencia de la naturaleza material: virtud, pasión e ignorancia. Sin embargo, cuando desciende a este mundo, parece actuar como un ser ordinario, bajo la influencia de las gunas.
Krishna condena a los que matan a los animales y se atreven a comer su carne, como lo expresa en esta reflexión:
«Debe haber cometido el delito de sacrificar animales, ya sea en la caza o en el curso de su política. Para recuperar tu pureza, simplemente dedícate a la práctica del servicio devocional y mantén tu mente constantemente absorta en Mí. Se acerca el momento en que serás eternamente libre de las consecuencias de estos sórdidos actos».