Preguntas y respuestas espirituales perfectas
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Se verá obligado a entrar en él, y de nada le servirá protestar. Así son las leyes intransigentes de la naturaleza. Al ignorar su naturaleza eterna y dichosa, el alma separada se aferra a los actos materiales bajo el hechizo de maya, la energía ilusoria afín a Satanás. Aunque nunca podrá conocer la felicidad en este mundo, continúa trabajando arduamente para lograrlo. Esto es lo que se llama maya, ilusión.

¿Son los humanos la causa del calentamiento global?

¿Qué se puede hacer para detener el calentamiento global y evitar que los cataclismos se repitan?

Sí, los humanos son, sin duda, la causa del calentamiento global.

Solo los humanos son responsables del inicio y la persistencia del calentamiento global, causado por la extracción de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), pero también por la aparición periódica de guerras, epidemias y la frecuente irrupción de elementos naturales que irrumpen por todas partes sin previo aviso y lo destruyen todo, como olas de calor extremas, sequías, lluvias torrenciales, inundaciones, deslizamientos de tierra, huracanes, terremotos, incendios, vientos violentos, erupciones volcánicas, grandes olas rompientes, tormentas violentas, frío intenso, nevadas intensas, etc.

Dios no tiene nada que ver con nada de esto. Los propios humanos son la causa de todos estos trastornos.

Hace cinco mil años, comenzó la Edad Oscura, también conocida como la Era Oscura, la era actual de discordia, hipocresía, disputas, indiferencia, decadencia y pecado.

Los humanos ya no distinguen entre el bien y el mal, pues los confunden constante e incansablemente. Ya no ocultan su deseo de cometer el mal, de degradar y discriminar a las minorías. Infligen sufrimiento a todos aquellos de diferente complexión sin pensarlo dos veces, con total indiferencia; algunos incluso se deleitan en ello. Jefes de Estado y otros políticos incluso se atreven a decir a sus conciudadanos que dejen de aplicar las leyes divinas.

Si conocieran el verdadero alcance de las leyes divinas y la magnitud de la justicia de Dios, ciertamente no actuarían así. Su ignorancia de la realidad los impulsa a actuar así; no son conscientes de que se dirigen directamente a la perdición y la oscuridad, al infierno.

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