Preguntas y respuestas espirituales perfectas
Página 223 de 240

Más bien, debemos observar el tiempo eterno, dentro del cual los seres vivos aparecen y desaparecen. Desde tiempos inmemoriales, los seres vivos del universo material han buscado resolver el problema del nacimiento y la muerte. Algunos enfatizan la muerte al enfatizar la naturaleza ilusoria de todo lo material, mientras que otros se inclinan hacia la vida, esforzándose por perpetuarla y disfrutarla al máximo. Pero ambas actitudes son obra de individuos deshonestos y poco inteligentes. Se recomienda tomar conciencia de la eternidad del elemento tiempo, que está en el origen tanto de la aparición como de la desaparición del cuerpo material, y ver cómo los seres vivos están aprisionados por este elemento.

Debemos observar las actividades del tiempo eterno, el origen del nacimiento y la muerte. Debido a que los seres vivos están sujetos al dominio del tiempo, nacen y mueren, vida tras vida. Este elemento temporal es la representación impersonal de la Suprema Personalidad de Dios, quien concede a los seres vivos condicionados por la naturaleza material la oportunidad de escapar de su control entregándose a Él.

El Señor dice: El Señor Supremo reside en el corazón de todos los seres y dirige sus peregrinajes, cada uno de ellos siendo, por así decirlo, una máquina (un cuerpo) constituido por energía material.

De acuerdo con sus deseos materiales, el ser vivo encarnado recibe diversos tipos de cuerpos, que no son más que vehículos ofrecidos por la naturaleza material, a través de padres específicos, por orden del Señor Supremo. Por lo tanto, es por la voluntad del Señor Supremo que debemos asumir diversos cuerpos y dormir en diferentes condiciones.

En realidad, no somos ni blancos, ni negros, ni amarillos, ni rojos, ni mestizos, ni americanos, ni caribeños, ni europeos, ni asiáticos, ni africanos. Pero entonces, ¿quiénes somos realmente?

Una civilización se deteriora gradualmente y se condena a sí misma a la perdición cuando descuida la educación espiritual, fomenta la matanza de animales terrestres y acuáticos por su carne y no protege a las mujeres, a los vulnerables o a quienes se encuentran en apuros.

Una civilización que permite que el odio, el racismo y la venganza prosperen con el pretexto de la libertad de expresión, que menoscaba el intelecto, el sentido moral y la psique de sus ciudadanos, y los obliga a renacer en su próxima vida entre las especies animales, no merece el nombre de civilización humana.

Recurramos al Señor Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, y pidamos al siervo de Dios que nos conceda la conciencia de Dios, y evitaremos los peores peligros y nos salvaremos.

De la virtud proviene el verdadero conocimiento, y de la pasión sensual, la codicia.

VISITANTES

7061906

Visitantes en línea

7061906





Visitantes por país