Debemos desarrollar y manifestar las siguientes dieciséis cualidades:

1)            No dejarnos llevar por el odio, el racismo, la ira, el resentimiento, la venganza, la lujuria, la avaricia ni el descontrol de los cinco sentidos.

2)            No mentir, decir siempre la verdad.

3)            Saber distribuir la riqueza con justicia.

4)            Saber perdonar.

5)            Tener hijos solo con la esposa legítima y serle fiel.

6)            No tener relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio.

7)            Saber mantener la mente pura y el cuerpo perfectamente limpio.

8)            No mostrar enemistad hacia nadie (humanos, animales, plantas).

9)            Saber ser sencillo y humilde.

10)        Saber atender las necesidades de los sirvientes o subordinados.

11)        No consumir carne, pescado ni huevos. 12)- No consumir drogas ni estimulantes como alcohol, café, té o cigarrillos.

12)        No apostar.

13)        Siempre benevolente con todos los seres vivos, seres celestiales, seres humanos, animales y plantas, el devoto no busca peleas con nadie.

Amigo de todos los seres vivos, no tiene enemigos. Sereno, está dotado de todas las virtudes y no atormenta a ningún ser vivo, ni siquiera a los insectos.

El hombre de conocimiento perfecto no hace distinción entre todos los seres humanos —blancos, negros, amarillos, rojos o mestizos— a quienes ama con igual amor y ve con los mismos ojos. Para él, todos son iguales en el plano espiritual, pues es el alma lo que ve, no el cuerpo material. Un ser liberado, lo que realmente es, no tiene enemigos, pues considera a todos los seres humanos, sin excepción, como sus hermanos y hermanas, y disfruta caminando con ellos por el sendero del amor de Dios.

14)        Amémonos unos a otros, sin importar nuestro origen, color de piel, lugar de nacimiento, físico, idioma o cultura, con amor incondicional.

Amemos también de la misma manera a todos los animales terrestres y acuáticos, así como a todas las plantas, desde la brizna de hierba hasta el gran árbol que alberga a numerosos seres vivos, como hormigas, orugas, mariposas, abejas, pájaros, monos, etc., pues cada uno de ellos es también un alma encarnada en un cuerpo específico. Asegurémonos de que no les ocurra ningún daño y protejámoslos.