Como Siva es el hijo de Brahma, este último es considerado superior a él, pero Brahma mismo está subordinado a mí, el Señor Supremo.
Sin embargo, como yo mismo estoy a favor de los brahmanas (sabios eruditos), ellos son los más grandes de todos.
Para mí, oh respetuosos Brahmanas, nadie es superior ni siquiera igual a los Brahmanas en este mundo. No puedo encontrar a nadie que pueda compararse con ellos.
Cuando, después de realizar sacrificios de acuerdo con los principios védicos, las personas perciben el objetivo que estoy persiguiendo, me ofrecen comida con fe y amor a través de la boca de un brahmana.
Cuando se me ofrece este alimento, lo como con plena satisfacción. En verdad, obtengo más placer de este alimento que del que se me ofrece en el fuego del sacrificio.
Los Vedas (las escrituras sagradas originales también llamadas «el verdadero evangelio») representan la manifestación sonora de mi Persona, de ahí su nombre sabda-brahma.
Aquí abajo, los brahmanas estudian cuidadosamente todos los Vedas, y debido a que asimilan sus conclusiones, se considera que representan los Vedas personificados. Están establecidos en sattva-guna, el atributo espiritual supremo. Como resultado, poseen dominio de la mente y de los sentidos, así como veracidad. Explican los Vedas según su significado original y, por pura compasión, enseñan su objetivo último a todas las almas condicionadas. Practican la austeridad y la tolerancia, y son conscientes de las posiciones respectivas del ser infinitesimal (el alma infinitesimal, lo que cada uno de nosotros realmente es) y el Señor Supremo. Éstas son las ocho cualidades de los brahmanas.
Así pues, de todos los seres vivos, ninguno es superior a los brahmanas (los sabios eruditos).
Soy infinitamente grande y todopoderoso, superior a Brahma e Indra, el rey de los planetas edénicos.
Soy también yo quien concede la felicidad que se disfruta en el reino celestial o la que viene con la liberación.
Sin embargo, los brahmanas no buscan ningún bienestar material de mí. Son de gran pureza y no desean poseer nada. Simplemente me sirven con devoción.
¿Qué necesidad tendrían entonces de pedir beneficios materiales a otro?