Cualquiera que visite un lugar sagrado debe buscar primero a los devotos puros o seres santos, los sabios que permanecen allí, para escuchar sus enseñanzas y esforzarse por ponerlas en práctica en su vida, preparándose así para encontrar el camino de la salvación última, para volver a Dios.
En verdad, bañarse en el río sagrado como el Ganges o el Yamuna, o simplemente visitar los templos y otros circuitos sagrados de estos santuarios no puede ser el único propósito de un peregrinaje, que queda incompleto si uno no se encuentra con los sabios maestros espirituales, esos siervos íntimos de Dios, desprovistos de todo deseo que no sea el de servir al Señor Supremo. Debido a su servicio indiviso al Señor, sin el más mínimo tinte de interés propio o especulación abstracta, Krishna, Dios, la Persona Suprema está siempre presente con ellos, Sus verdaderos servidores. El servicio que ofrecen a Krishna se realiza principalmente escuchando y cantando Sus Glorias.
Los peregrinos deben escuchar primero los labios de estos sabios autorizados con respecto al Señor, y luego, a su vez, glorificar al Señor Krishna a través del canto o de las escrituras sagradas.
Así, sólo con sus acciones, los devotos puros del Señor tienen el poder de transformar cualquier lugar en una peregrinación sagrada. Los lugares sagrados son tales sólo a través de ellos. A través de ellos, dondequiera que estén, desaparecen todas las impurezas, y cuánto más en un lugar ya sagrado pero convertido en impuro por culpa de canallas de pobre y limitado conocimiento que se establecen allí como profesionales de la espiritualidad, que sólo buscan el beneficio personal, aun a riesgo de sacrificar la santa reputación del lugar de peregrinación. Tengamos cuidado.
La actitud correcta y pura, que da la verdadera libertad, la verdadera dicha y la verdadera vida eterna.
El Señor dice: Si te haces consciente de Mí, todos los obstáculos de la existencia condicionada, por Mi gracia, los superarás. Sin embargo, si no actúas con esa conciencia, sino con el falso ego, cerrando tu oído a Mí, estarás perdido.
El falso ego es la fuerza que ata al ser encarnado a la existencia material. Esta fuerza empuja al alma encarnada a identificarse con su cuerpo y a querer dominar la materia.
Dos actitudes distintas animan al ser encarnado: no querer actuar en conciencia de Krishna, y actuar en conciencia de Krishna.
La que consiste en no querer actuar en conciencia de Krishna. A partir de entonces, llevados por el único placer de nuestros sentidos, buscando sólo la satisfacción de nuestros propios deseos interesados, tendremos que enfrentarnos al hecho de que todos nuestros pensamientos, palabras y acciones producen efectos positivos o negativos según el color de nuestro corazón, cuyas consecuencias tendremos que sufrir tarde o temprano en forma de beneficios o perjuicios.