Además del Testigo Divino, los seres celestiales que son los asistentes ejecutores del Alma Suprema, también ven los actos pecaminosos de los hombres.

Los materialistas no creen en absoluto que todo en la naturaleza material esté planificado y supervisado. No saben que si hacen algo malo, los diversos seres celestiales, que son los asistentes ejecutores del Testigo Divino, también lo presencian.

Por ejemplo, disfrutan de muchos placeres ilícitos y, cegados por el deseo, creen que nadie les observa. Sin embargo, los asistentes celestiales de Krishna anotan cuidadosamente los actos culpables y, por lo tanto, serán castigados de otras tantas maneras. En la actualidad, en la época oscura, la de la discordia, la hipocresía, las peleas, la indiferencia, la decadencia y el pecado, que es la nuestra, muchos embarazos se deben a relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio, y a veces se interrumpen deliberadamente mediante el aborto. (Véanse las consecuencias de esto en Logos 435).

Los asistentes celestiales del Testigo Divino también son testigos de estos actos pecaminosos, y el hombre y la mujer responsables de estos actos criminales son castigados posteriormente por las rigurosas leyes de la naturaleza material. Las actividades sexuales ilícitas nunca se excusan, y quienes se entregan a ellas son castigados de por vida.

Entendamos que no podemos ocultar nada a Krishna, Dios, la Persona Suprema y Testigo Divino, ni a sus asistentes celestiales, pues ellos ven todo lo que hacemos, oyen todo lo que decimos y saben todo lo que pensamos.

Podemos mentir a los hombres, pero no a ellos, porque lo saben todo sobre nosotros.

Podemos escapar de la justicia de los hombres, pero nunca podremos escapar de la justicia de Dios, es imposible.

Durante su magisterio, Jesús reveló a sus discípulos y apóstoles el papel eminente que desempeña el Testigo Divino en la vida humana, explicando que interviene constantemente con todos los seres humanos, dándoles consejos, instrucciones y ayuda luminosa a través de su sublime palabra, para permitirles progresar en el plano espiritual, poner fin al ciclo de reencarnaciones repetitivas y romper las cadenas que los mantienen prisioneros de la materia.

El Señor desea que todos los seres encarnados vuelvan a Él, a su reino absoluto.

Jesús había dicho: no mientas, no digas una mentira. Lo que te niegues a aceptar, no lo hagas, porque todo se revela ante el cielo, no hay nada oculto que no se revele, y no hay nada encubierto que no se revele.