Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Nadie puede actuar de forma independiente; por el contrario, todos actúan bajo la guía de Krishna, Dios, la Persona Suprema. Además, la victoria y la derrota se producen según las consecuencias del karma, una ley divina, una ley de la naturaleza según la cual toda acción, buena o mala, conlleva necesariamente consecuencias, que tienen el efecto de encadenar a su autor cada vez más a la existencia material y al ciclo de repetidas muertes y renacimientos o reencarnaciones. El Señor es el único juez en este asunto.

Como actuamos bajo el dominio del Ser Supremo según nuestro karma, nadie, desde Brahma el primer ser creado y demiurgo de nuestra galaxia, hasta la insignificante hormiga, es independiente. Ya sea que seamos derrotados o victoriosos, el Señor Supremo siempre es victorioso, pues todos los seres actúan bajo Su guía.

El Señor nos dice cómo actuar y por qué?

Dios nos enseña por qué no debemos disfrutar del fruto de la acción. Hay tres factores a tener en cuenta: el deber prescrito, la acción independiente y la inacción.

Los deberes prescritos son aquellas obligaciones que uno tiene que afrontar mientras esté en las garras de las tres gunas (los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material: virtud, pasión e ignorancia).

Las acciones independientes son aquellas que se realizan sin prestar atención a las instrucciones que nos dan los Vedas, las sagradas escrituras originales y los maestros espirituales.

Y la inacción es negarse al deber.

El Señor nos aconseja que no tomemos el camino de la inacción, sino que actuemos de acuerdo con nuestro deber, sin apegarnos a los resultados, pues quien se apega a los frutos de la acción toma sobre sí la responsabilidad de sus actos, y debe entonces disfrutar o sufrir sus consecuencias.

Los deberes prescritos pueden ser de tres tipos: deberes rutinarios, deberes de emergencia y ocupaciones con propósito.

Los deberes rutinarios se llevarán a cabo según las normas de los Vedas, las sagradas escrituras originales, y sin apego a sus frutos. Como se trata de deberes impuestos, cumplirlos es una cuestión de virtud.

Por otra parte, la acción realizada por sus frutos conduce a la esclavitud y, por lo tanto, debe considerarse muy perjudicial.

Todo el mundo tiene derecho a cumplir con su deber, pero nadie debe actuar nunca con vistas a los resultados. Cumplir con los deberes en un espíritu de desapego es dar un paso seguro hacia la liberación espiritual.

Todo el mundo tiene derecho a cumplir con su deber, pero nadie debe actuar nunca pensando en el resultado. Cumplir con los deberes en un espíritu de desapego es dar un paso seguro hacia la liberación espiritual.

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