Los cuatro pilares son:
Misericordia, austeridad, pureza y veracidad. Al seguir los cuatro principios reguladores, apoyamos estos pilares y nos liberamos del sufrimiento que surge de no seguirlos.
El canto de los Santos Nombres del Señor mientras se siguen los cuatro principios reguladores y estos cuatro pilares es la base de la conciencia de Krishna.
Las tres opciones espirituales.
1) Refugiarse en Krishna, en lugar de refugiarse en drogas o sustancias tóxicas, creyendo que así se aliviará el sufrimiento.
2) Buscar el verdadero placer en la conciencia de Krishna, en lugar de tomar drogas creyendo que uno se está divirtiendo.
3) «Soar forever». La conciencia de Krishna es la forma natural de elevar permanentemente la conciencia de uno. Ya estamos en las garras de la ilusión en este mundo material, y las drogas nos alejan de Krishna, Dios, la Persona Suprema. La vida humana es una preciosa oportunidad para despertar a la Verdad Absoluta, ya que la forma humana rara vez es obtenida por el alma.
El objetivo último de la existencia es buscar a Krishna, a Dios, a la Persona Suprema, para renovar el vínculo que nos une a Él, para desarrollar un amor puro por Él, y para ir a encontrarlo en su maravilloso reino eterno, absoluto e infinito.
Logos 475
El ser humano está, en verdad, sujeto a dos tipos de enfermedades. El primero es de naturaleza material, y el segundo, el principal, es de naturaleza espiritual.
Aunque Krishna, Dios, la Persona Suprema es la belleza pura que lo impregna todo y la causa de todas las causas, Él no es responsable de las desgracias y los sufrimientos que padecemos.
El Señor enseña: Son los pensamientos, los recuerdos del ser en el momento de dejar el cuerpo, los que determinan su condición futura.
El Señor añade: La acción debe ser ofrecida como un sacrificio al Ser Supremo, para que no ate al hacedor al mundo material. Por lo tanto, cumple con tu deber para complacerlo, y para siempre te liberarás de las cadenas de la materia.
Todo lo que hagas, todo lo que comas, todo lo que sacrifiques y prodigues, toda la austeridad que practiques, que sea para ofrecérmelo. Así, te liberarás de las consecuencias de tus actos, todos ellos, virtuosos o culpables. Mediante este principio de renuncia, te liberarás y vendrás a Mí.