También son los que viven en los planetas de la región superior de la galaxia, como los planetas edénicos.
Como el Alma Suprema, Krishna, Dios, la Persona Suprema, reside en los corazones de todos los seres celestiales. Es Él quien hace que los seres celestiales cumplan los deseos de la humanidad. Ni los seres celestiales ni los seres humanos son independientes. Todos ellos dependen de la voluntad suprema de Dios. Todos ellos son una parte integral de Krishna.
El ser celestial que gobierna la Luna, Candra, salió de la mente de Narayana, la emanación plena de Krishna, y el ser celestial que gobierna el Sol de sus ojos. Los maestros celestiales del oído y del aliento vital emanan de Narayana, y el del fuego salió de su boca.
Todos ellos son los empoderados del Señor Krishna, que actúan en Su Nombre, aunque no son tan poderosos como Él. Todos ellos tienen que actuar bajo la guía del Señor Visnu, la emanación completa de Krishna, y son todos sus siervos obedientes, que sólo siguen exactamente sus órdenes.
Existe, pues, una gran diferencia entre el Señor Krishna o Visnu, y los seres celestiales. Los que adoran a los seres celestiales llegan a los planetas de los seres celestiales, mientras que los que adoran a Krishna o Visnu, llegan a los planetas espirituales.
Los seres celestiales no son supremos, su supremacía depende de la misericordia de Narayana (Krishna o Visnu).
El Señor Supremo, el creador de la manifestación cósmica, conoce cada rincón de Su creación. Aunque la creación tiene su causa en Él, el Señor existe sin más causa que Él mismo.
Él es plenamente consciente de todas las cosas. Él es el Alma Suprema, el gobernante de todas las cualidades espirituales, y el Maestro de la manifestación cósmica en cuanto a la esclavitud a la materia o la liberación de las cadenas de la existencia material.
Los seres celestiales no pueden conceder nada a sus adoradores sin la sanción del Señor. El hombre puede olvidar que todo pertenece al Señor, pero no los seres celestiales.
Los deseos materiales son un obstáculo para quien quiere volver a Dios. Por eso el Señor no puede conceder a Sus devotos las satisfacciones materiales que los adoradores de los seres celestiales, que viven en el universo material, codician en lugar de servir a Krishna, el Señor Supremo, con amor y devoción.