En realidad, sólo somos pequeños fragmentos de su Persona, pequeñas partes integrantes de su Persona en relación con Dios. Por lo tanto, nuestro deber es dedicarle toda nuestra energía y cooperar con Él. Esta es la forma de ver el vínculo entre nosotros y el Señor. De lo contrario, nuestra existencia pierde toda razón de ser y quedamos aislados de Dios. Al convertirse en ateos, algunas personas se han aislado de Dios y tienen que sufrir en el mundo material.
Pero al reunirnos con el Señor Supremo, Krishna, entregándonos totalmente a Él y sirviéndole con amor y devoción, renovamos este vínculo, y así recuperamos nuestra posición original y eterna.
El Señor dice: «Yo permanezco sin nacer, y Mi cuerpo, espiritual y absoluto, nunca se deteriora. Yo soy el Señor de todos los seres. Y sin embargo, en Mi forma original, desciendo a este universo [el universo material] a intervalos regulares.»
Siempre que en cualquier parte del universo, la espiritualidad ve un declive y la irreligión se eleva, desciendo en Persona.
Aparezco de edad en edad para liberar a Mis devotos, para aniquilar a los malhechores y para restaurar los principios de la espiritualidad.
Aquel que conozca la absolutez de Mi advenimiento y mis actos no tendrá que renacer en el mundo material. Dejando su cuerpo, entra en mi reino eterno.
Libres de todos los apegos, libres del miedo y la ira, completamente absortos en Mí y buscando refugio en Mí, muchos se purificaron al llegar a conocerme, y todos desarrollaron así un amor puro por Mí.
Todos siguen Mi camino de una manera u otra, y según se entreguen a Mí, en proporción los recompenso.
En este mundo, el hombre aspira a los frutos de sus actos, y por eso adora a los seres celestiales. El hombre aquí en la tierra cosecha rápidamente los frutos de su trabajo.
He creado las cuatro divisiones de la sociedad según las tres gunas [los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión e ignorancia] y los deberes que imponen al hombre. Pero sabed que, aunque los he creado, no me contienen, pues soy inmutable.
La acción no Me afecta y no aspiro a sus frutos. Aquel que Me conoce como tal tampoco se enreda en los carretes [redes, trampas] del karma.
En la fuerza de este conocimiento todas las grandes almas de tiempos pasados han actuado, y así han alcanzado la liberación. Camina, pues, tras las huellas de los antiguos, y cumple con tu deber en esta conciencia divina. Incluso el hombre inteligente se confunde cuando se trata de determinar qué es acción y qué es inacción. Ahora te enseñaré sobre la acción, y este conocimiento te librará de todo