Logos 436
El mundo espiritual es el verdadero hogar de los seres espirituales encarnados que todos somos. En el origen de todas las cosas, todos vivíamos allí con Dios.
Este mundo espiritual eterno se llama Vaikuntha, y en sánscrito este término significa «el mundo sin ansiedad». Todo es radiante y lleno de conciencia, dicha, conocimiento y eternidad.
La dimensión de Vaikuntha, el mundo espiritual, es inconcebible, pues en realidad es ilimitada. El propio mundo material nos parece que tiene una dimensión inimaginable, sabiendo que lo que percibimos en este cosmos material es sólo una parte del universo material cerrado en el que nos encontramos y que contiene un número inconcebible de galaxias, todas creadas por Dios sobre el mismo modelo que la nuestra, «la Vía Láctea». Sin embargo, en comparación con Vaikuntha, el cosmos material ocupa sólo una cuarta parte de la creación total de Dios, mientras que el mundo espiritual ocupa las otras tres cuartas partes. El cosmos material, que es el reflejo distorsionado del mundo espiritual, es en realidad como una nube, que flota en el cielo espiritual de toda la creación de Dios.
Nadie puede entrar en el mundo espiritual para servir al Señor en medio de su séquito sin estar establecido en su identidad espiritual pura, completamente libre de toda contaminación material.
En verdad, un alma encarnada contaminada por la materia transmigrará, se reencarnará en otro cuerpo material a causa de su conciencia material, es decir, de la «contaminación material». Habitada por pensamientos materiales en el momento de su muerte, será transferida por los asistentes del Señor a otro cuerpo material. En el mismo sentido, cuando uno se establece en su identidad puramente espiritual y medita en el servicio de amor absoluto ofrecido al Señor Supremo, es promovido al reino espiritual para vivir en compañía de Krishna, Dios, la Persona Suprema.
En otras palabras, al pensar en Krishna y Sus compañeros con plena conciencia de la propia identidad espiritual, uno se califica para entrar en el reino espiritual. Nadie puede contemplar o contemplar las actividades del mundo espiritual sin estar establecido en su pura identidad espiritual, y saber en conciencia que es un alma espiritual.