El Señor dice al respecto: «Yo soy el que conoce todos los cuerpos. Esta naturaleza material, que actúa bajo Mi dirección, da lugar a todos los seres móviles e inmóviles.
Comprende, que todas las especies de vida proceden del seno de la naturaleza material, y que yo soy el padre de ella, que da la semilla.»
La energía material del Señor, que se transforma en naturaleza material, genera los diferentes cuerpos de materia a través de padres específicos, humanos o animales, ya que es el origen de todos los cuerpos materiales.
Cada uno de nosotros dice «este es mi cuerpo», pero la verdad es muy diferente. Nuestro cuerpo material nos ha sido concedido por el dueño supremo, Dios. El ser espiritual encarnado también conoce el cuerpo en el que reside, pero no es el único propietario; el verdadero y legítimo propietario del cuerpo material no es otro que el Señor Supremo. Dios concede a todas las entidades espirituales que se encarnan en este mundo un cuerpo particular de acuerdo con sus deseos y mentalidad pasados, para que puedan disfrutar de la vida aquí abajo, pero el único dueño verdadero de este cuerpo es Dios, la Persona Suprema. Él es la fuente original de todo lo que existe, la semilla de la que brota toda la existencia.
Los seres encarnados se convierten entonces en hijos de la naturaleza material, que es fecundada por Dios, la Persona Suprema. Todos los seres aquí en la tierra luchan por vivir, pero sólo la entrega total al Señor trae la salvación, o alivia el sufrimiento causado por el proceso evolutivo de repetidas muertes y renacimientos.
Bienaventurados los que saben que todo lo que existe en todo el cosmos material, tanto animado como inanimado, el Señor es su amo y único poseedor.
Por eso debemos usar sólo lo estrictamente necesario y tomar sólo la parte que nos asigna Dios, sabiendo que todo le pertenece.
El conocimiento de Dios es infalible, pues el Señor es su fuente. Las palabras del Señor son espirituales y permanecen así para siempre. Omnisciente, sigue siendo siempre el Sustentador y el Maestro Absoluto de todo lo que existe, el Benefactor de todo. Todopoderoso, posee atributos de inconcebible perfección; poder, gloria, belleza, riqueza, conocimiento y renuncia.
Entendamos que, salvo el Señor, nadie posee nada. Por lo tanto, debemos aceptar sólo la parte que nos asigna el Señor Supremo, Krishna, para que la paz y la armonía reinen en la tierra.