Logos 420
El ser vivo ha sido creado para servir a Krishna, Dios, la Persona Suprema.
El ser vivo, el alma espiritual, que vive en un cuerpo espiritual o material [en el cuerpo de un ser celestial, de un ser humano, de un animal o de un vegetal], pertenece a la energía interna del Señor, y por lo tanto también es idéntica a Él, pero nunca lo iguala ni lo supera.
Tanto Dios como los demás seres poseen su propia individualidad. Los seres espirituales distintos de Dios pueden también, con la ayuda de la energía material, ejercer algún poder creativo, pero ninguna de sus creaciones igualará o superará a las del Señor.
Son sólo las mentes irracionales y dementes las que pretenden ser Uno con Dios, y así se dejan llevar por la energía ilusoria. En su extravío, no tienen otro recurso que reconocer la supremacía del Señor Krishna y dedicarse voluntariamente a su servicio amoroso, pues para eso fueron creados.
Si no vuelven a este deber original, el mundo no puede conocer ni la paz ni la tranquilidad.
El Señor dice: «A los que siempre Me sirven y Me adoran con amor y devoción, les doy el entendimiento por el cual pueden llegar a Mí. Viviendo en sus corazones y lleno de compasión por ellos, disipo, con la brillante antorcha del conocimiento, la oscuridad nacida de la ignorancia.»
Cuando el Señor Soberano está satisfecho con el servicio devocional que le ofrece un ser vivo, éste se convierte en un sabio erudito y ya no distingue entre enemigos, amigos y él mismo. A continuación, piensa inteligentemente:
«Cada uno de nosotros es un eterno siervo de Dios, por lo que no somos diferentes unos de otros.»
Quien es consciente de esta verdad ama a todos los seres vivos, a los seres celestiales, a los seres humanos, a los animales y a las plantas, con igual amor incondicional, y no tiene enemigos.
El ser humano iluminado por la gracia de Krishna, Dios, la Persona Suprema, sabe que nadie es su enemigo ni su amigo. En realidad, todos somos servidores eternos de Krishna, la Persona Soberana, pero bajo la influencia de la energía externa del Señor, nos creemos separados de Dios, y entonces nos consideramos amigos o enemigos. Una vez rectificado este malentendido, ahora sabemos que todos los seres vivos que nos rodean no son ni nuestros amigos ni nuestros enemigos.
Ahora entendemos la verdad de que todos somos servidores eternos de Krishna, Dios, la Persona Suprema y Soberana, y que nuestro deber es servirle a Él, el Maestro Supremo, con amor y devoción. Renovemos el vínculo de amor con el Señor, y a través de su toque nos ofrecerá una felicidad inefable para la eternidad.