Logos 419
La religión eterna.
La institución de la organización natural de la sociedad establecida en clases sociales y divisiones espirituales es una creación de Krishna, Dios, la Persona Suprema.
Cuando una sociedad deja de estar estructurada, cuando la organización de las clases sociales deja de estar asegurada, la destrucción de la unidad familiar conduce al colapso de las tradiciones eternas erigidas por Dios para el bienestar tanto material como espiritual de sus habitantes. El ser humano se hunde entonces en la irreligión.
La organización natural de la sociedad en clases sociales y divisiones espirituales, creada por Dios, incluye muchos principios morales cuya función es permitir que los miembros de una familia crezcan en fuerza y sabiduría, para asimilar gradualmente los valores espirituales a lo largo de su vida.
Los mayores de una familia son los responsables de velar por la aplicación de estos principios. Por lo tanto, su muerte puede marcar la interrupción de estas prácticas, lo que llevaría a sus descendientes a caer en la irreligiosidad, el ateísmo, y a perder así cualquier posibilidad de liberación espiritual. Destruir a los ancianos y los conocimientos que transmiten es una falta grave.
Cuando la impiedad reina en una familia, las mujeres se corrompen, y de su degradación nace una descendencia indeseable.
Una población sana es el principio fundamental de la paz, la prosperidad y el progreso espiritual en la sociedad de los seres humanos.
Los principios morales de la organización de las clases sociales estaban destinados a dirigir a toda la sociedad hacia el progreso espiritual asegurando el mantenimiento de la virtud. La pureza de una población depende de la castidad y la fidelidad de las mujeres. Pero, al igual que un niño es fácil de maltratar, la mujer es propensa a la corrupción. Por ello, ambos necesitan la protección de los mayores de la familia. Por lo tanto, si se salvaguarda la castidad y la devoción de las mujeres mediante diversos actos de piedad y el respeto a las tradiciones familiares, no serán atraídas al adulterio y producirán una descendencia virtuosa, capaz de participar en la organización natural de las clases sociales y las divisiones espirituales.