Aquel que está totalmente absorto en el servicio de Dios, la Persona Suprema, ve aniquilados sus dos cuerpos, el material y el etéreo.
En el momento de la muerte, el fuego (el calor interno) quema el cuerpo de materia densa, y si uno ya no tiene ningún deseo de disfrute material, el cuerpo etéreo también se aniquila, y sólo queda el alma pura.
El que se libera de las cadenas que lo mantenían preso en los dos cuerpos de materia y etéreo y permanece en el estado de alma pura, regresa a Krishna, Dios, la Persona Suprema, en su morada original, para entrar al servicio del Señor por la eternidad.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, es el objetivo real, único y último de la existencia. Ir a reunirse con Él en Su reino absoluto de conocimiento, dicha y eternidad, donde está nuestra morada original, debería ser nuestro único pensamiento y preocupación.
Después de dejar sus dos cuerpos de materia densa y etérea, el ser santo encuentra su verdadero cuerpo espiritual y regresa a Dios, a su morada original en el reino del Señor, donde es recibido con gran respeto y reverenciado por todos.
El servicio devocional disuelve el cuerpo etéreo del ser individual distinto de Dios.