Es el deseo de dominar la naturaleza material lo que sumerge al ser espiritual en ella.
Sólo porque desea dominar la naturaleza material se sumerge en ella. Tal deseo no tiene lugar en el mundo espiritual, que es puro. En el mundo de la materia, cada uno se esfuerza por encontrar nuevas «presas» de placer para su cuerpo. Hay que señalar que el cuerpo es el producto de los sentidos, que son los instrumentos de que dispone el ser espiritual encarnado para satisfacer sus deseos. Y el conjunto, cuerpo material e «instrumentos de los sentidos», es ofrecido al ser espiritual encarnado por la naturaleza material según sus deseos y actos pasados.
El Señor es la causa primera y absoluta de la creación.
Por estar entre las energías interna y externa, los seres individuales distintos de Dios, cuya naturaleza es eternamente espiritual, constituyen la energía marginal del Señor.
De hecho, no están destinados a ser condicionados por la energía externa o material, pero cuando un falso sentido de dominio sobre la energía material los habita y anima, es esta última la que los pone bajo su yugo, obligándolos así a someterse al condicionamiento de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material: la virtud, la pasión y la ignorancia. Esta energía externa del Señor vela el conocimiento puro de los seres separados por el cual saben que están eternamente ligados a Él, pero esta ignorancia que los cubre constantemente es tal que parece existir desde toda la eternidad. Estos son los tremendos poderes de maya, la energía externa o energía material, que parece ser una manifestación de la materia.
La energía material, por el velo que pone sobre el científico, le impide ver más allá de las causas materiales, mientras que detrás de las manifestaciones de la materia se ejerce la acción de las fuerzas adhibhuta, adhyatma y adhidaiva, invisibles para el alma condicionada por la ignorancia.
La manifestación o fuerza conocida como adhibhuta provoca sucesivas muertes y renacimientos o reencarnaciones con el envejecimiento y sus enfermedades concomitantes, la fuerza adhyatma condiciona el alma espiritual, y la fuerza adhidaiva gobierna su existencia en la materia.
Representan las manifestaciones materiales de causa y efecto y el sentido de responsabilidad que el ser condicionado siente por la acción. Estas son las manifestaciones del condicionamiento material, y liberarse de ellas es la más alta perfección para el ser humano.
El universo material es un reflejo distorsionado del reino de Dios. Todas las variedades que encontramos en la tierra existen también, en forma mucho más bella y perfecta, en el reino de Dios.