Verdaderamente, Krishna, Dios, la Persona Suprema nos ha colocado en este mundo material, porque nos hemos vuelto envidiosos de Él.
El Señor dice: «Por tu naturaleza intrínseca, eres un alma viviente de pura esencia espiritual. El cuerpo material no puede equipararse a tu verdadera identidad, ni tampoco la mente, la inteligencia o el falso ego. Tu verdadera identidad es ser el eterno servidor de Krishna, el Señor Supremo. Su estatus es de naturaleza trascendental. La energía superior de Krishna es de esencia espiritual, mientras que la energía inferior y externa es de esencia material. Estando entre estas dos energías, perteneces a la energía marginal de Krishna, lo que significa que eres uno con Él mientras eres distinto de Él. Siendo de naturaleza espiritual, eres idéntico a Krishna. Pero como sólo eres un pequeño fragmento, eres al mismo tiempo diferente de Él.»
El Señor añade: «Cuando un ser individual, creyéndose diferente de Mí, olvida su identidad espiritual, según la cual es cualitativamente Uno conmigo, tanto en la eternidad como en el conocimiento y la dicha, entonces comienza su existencia material condicionada. En otras palabras, en lugar de identificar sus intereses con los míos, comienza a interesarse por las extensiones de su cuerpo, como su esposa, sus hijos y sus posesiones materiales. Así, por efecto de sus acciones, a un nacimiento le sigue otro, y a una muerte, otra.»
Todos los que están en nuestra galaxia material vinieron por una razón:
Querían experimentar el mismo placer que Krishna, Dios, la Persona Suprema. Así fueron enviados a este mundo material para ser condicionados en varios grados por la naturaleza material.
No escuches a los malhechores demoníacos que afirman que el ser espiritual individual que cada uno de nosotros es, es igual a Dios, la Persona Suprema, pues ahí radica la causa de la existencia condicionada por la naturaleza material. Tan pronto como un ser espiritual individual que es distinto de Dios se olvida de su propia posición y busca convertirse en Uno con el Absoluto (Dios), comienza su existencia condicionada.
Es, en efecto, la concepción de que el Señor Supremo y el ser espiritual distinto de Dios son iguales no sólo cualitativamente sino también cuantitativamente lo que da lugar a la existencia condicionada. Quien olvida la diferencia entre el Señor Supremo y el ser individual está sujeto a las condiciones del mundo material, lo que implica que tendrá que abandonar un cuerpo material para aceptar otro, y morir para volver a morir.
Aquel que se niega a cumplir con las órdenes del Señor Supremo se le concede la oportunidad de disfrutar de la existencia en el mundo material. En lugar de restringir al ser condicionado, el Señor le proporciona a éste la oportunidad de disfrutar de la vida en este mundo, para que, a través de la experiencia probada, llegue a comprender, después de muchísimos renacimientos o reencarnaciones, que la entrega a Dios es el único deber de todos los seres. Como todo depende de la voluntad de Krishna, Dios, la Persona Suprema, nuestro único deber es rendirnos a Él y buscar su protección.
Las almas encarnadas que originalmente pertenecen al mundo espiritual son enviadas al universo material porque se han vuelto envidiosas del Señor.
Pero la verdad es que la razón principal por la que Dios expulsó a algunas almas de Su reino fue porque rechazaron el servicio de amor y devoción que debían ofrecerle, un deber eterno que todas las almas cumplen. Así, tuvieron que caer inmediatamente en la prisión de este mundo material y aceptar un cuerpo material.
La degradación de todos los que viven en el cosmos material, en cualquier planeta, se debe a su insubordinación y al olvido de su relación con Dios. Todos somos, en verdad, los eternos servidores de Krishna. Por tanto, nuestro deber es servirle con amor y devoción. Esta es la perfección de la existencia.