Logos 325
Debemos escapar de estas tres formas de apego material: 1) la falta de interés por la espiritualidad, 2) el miedo a tener una identidad eterna, y 3) la idea de la nada, que subyace a las frustraciones de la vida material.
Lo conseguiremos refugiándonos en el Señor, siguiendo a un genuino maestro espiritual que sea un siervo de Dios, y siguiendo los principios regulativos del servicio devocional. Esta vida espiritual nos conducirá en última instancia al amor sublime de Dios. En primer lugar, debemos anhelar la realización espiritual; esto nos impulsará a buscar la compañía de personas espiritualmente elevadas. Uno debe entonces comenzar la práctica del servicio amoroso y devocional dedicado al Señor. Esta práctica nos libera de todos los apegos materiales, fortalece nuestro progreso en la realización espiritual y aumenta nuestro placer al escuchar sobre el Señor Krishna, la Persona Absoluta, de lo cual surge un profundo apego a la conciencia de Dios; un apego que madura en el amor a Dios, el primer grado del puro amor a Dios, que es la más alta perfección de la vida.
Una vez que se conoce el amor puro de Dios, se sirve al Señor con firmeza, con amor infinito, y así, siguiendo el proceso gradual del servicio devocional, se puede alcanzar la espiritualidad más elevada, libre del apego a las posesiones materiales, libre del miedo a ser un alma eternamente separada, y libre de las frustraciones que engendra el nihilismo. Entonces, y sólo entonces, uno puede unirse al Señor Supremo en Su morada eterna.