Logos 288
Nuestro cuerpo material, que proviene de la naturaleza material, que es a su vez la energía externa de Dios, provoca el olvido. Así, a través del cuerpo material en el que se encarna, el alma olvida quién es y todas sus vidas anteriores.
Sin embargo, el verdadero propósito de la existencia es dominar el arte de distinguir el alma del cuerpo material, para que cuando llegue el momento de su separación (llamada muerte), uno pueda seguir existiendo en su forma espiritual original. Mientras uno permanezca apegado al cuerpo material, debe seguir transmigrando, reencarnándose, de un cuerpo a otro. Al desprendernos del cuerpo, nos liberamos de esta transmigración; esto se llama liberación. Uno puede seguir existiendo en su forma espiritual mientras sigue pensando en Dios. En esto consiste realmente la meditación.
El Señor Supremo dice: «Piensa siempre en Mí, conviértete en Mi devoto, ofréceme tu homenaje y dedícame tu adoración, y seguramente vendrás a Mí. Te lo prometo, porque eres mi amigo más querido.»
El Supremo Eterno añade: «Yo estoy en el corazón de cada ser, y de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido.»
Dios recuerda al ser vivo que sin la realización de su verdadera identidad como ser espiritual, no recordará nada. El Alma Suprema en el corazón de todos los seres vivos siempre los acompaña.
Logos 289
Está escrito en «El Verdadero Evangelio»: «Todas las sociedades o naciones que rechazan a Dios y Su palabra y leyes desaparecerán.»
El objetivo de los hombres insensatos sería una sociedad pacífica, pero sin Dios esto es imposible. El objetivo principal del hombre debe ser el desarrollo de la conciencia de Dios. La paz vendrá entonces automáticamente. Una sociedad o una nación no pueden preservarse indefinidamente. Muchas naciones han ido y venido: el Imperio Británico, el Imperio Romano, el Imperio Griego, el Imperio Chino, el Imperio Inca y muchos otros. Sólo la sociedad de Dios es eterna. Saber esto es ser inteligente.
Debemos aceptar al Eterno Supremo como el Ser Supremo y glorificarlo aquí en la Tierra. Haremos lo mismo allá arriba en el mundo espiritual, la morada de Dios cuando lleguemos, porque todo será perfecto. Mientras que en este mundo material sólo estamos practicando.