Logos 107
El Señor dice: «Deja todas las demás formas de ocupación, y simplemente entrégate a Mí. De Mí vienen el recuerdo y el conocimiento, pero también el olvido».
Es Dios mismo, y nadie más, quien, en forma de Alma Suprema, (el Espíritu Santo), Su representación parcial, gobierna tanto a los seres animados como a los objetos inanimados. También está presente en las tres fases del tiempo, a saber, el pasado, el presente y el futuro. Por lo tanto, es bajo Su guía que el alma encarnada y condicionada se dedica a diversas actividades, de modo que para liberarse de las tres formas de sufrimiento asociadas a esta existencia constreñida, tiene que entregarse a Él, y sólo a Él.
Cuando un alma condicionada desea fervientemente escapar de las garras de la materia, el Señor Soberano, presente en ella como Alma Suprema o Espíritu Santo, la instruye. A quien desea experimentar la gratificación material o dominar la naturaleza material, el Señor le da la oportunidad de olvidar el servicio ofrecido a Su Persona, para perseguir la llamada felicidad de los actos materiales. Del mismo modo, al que se frustra tratando de dominar la naturaleza material y que aspira a escapar de las trampas de la materia, el Señor, desde su interior, le instruye y le hace saber que debe entregarse a Él; es entonces cuando obtiene la liberación. Este conocimiento no puede ser dado por nadie más que el Señor Supremo o el que Él envía para representarlo, como el maestro espiritual, Su servidor. Uno debe entregarse a la Persona Suprema, Dios, para escapar de los sufrimientos de la existencia condicionada.
Sólo aquellos que se adhieren estrictamente a la práctica del amor y el servicio devocional al Señor pueden ascender a la etapa de un alma pura. Este camino de realización espiritual comienza cuando uno establece la firme convicción de que sólo practicando el servicio devocional al Señor con puro amor espiritual se puede alcanzar el más alto nivel de perfección. Nadie puede alcanzar la morada del Señor Supremo por ningún proceso mental o tecnológico. Sólo aquellos que siguen el proceso del amor y el servicio devocional conocerán el mundo espiritual o el reino de Dios, porque el Señor sólo puede ser realizado a través de este camino.