Palabras de Dios
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Desarrollar la conciencia de Dios nos permite revivir las cualidades divinas en nosotros.

Desarrollar la conciencia de Dios, la conciencia de Krishna, nos permite revivir las mismas cualidades de Krishna, la Persona Suprema, en menor cantidad. Todos los seres vivos son fragmentos diminutos, una parte integral de Krishna, y cuando reviven su conciencia original de Krishna, poseen, en cantidades diminutas, todas las cualidades del Señor.

Quien sigue las nueve prácticas del servicio devocional [escuchar las glorias del Señor, recitarlas o cantarlas, recordar al Señor, servir al Señor Krishna, adorarle en el templo, ofrecerle oraciones, convertirse en Su siervo, convertirse en Su amigo y entregarse completamente a Su Persona Divina] tiene su corazón purificado y puede conocer de inmediato el vínculo entre Él y Krishna. Entonces encuentra su verdadera naturaleza, que es ser consciente de Krishna. El ser santo es tolerante, sereno, magnánimo, serio. Sus palabras son muy dulces y sus actividades agradables. Siempre es paciente, respetuoso con todos los seres vivos, los seres celestiales, los seres humanos, los animales y las plantas, y trabaja constantemente por el bien de los demás. Su mente está desprovista de duplicidad y malicia.

Originalmente estas son las cualidades de Krishna, Dios, la Persona Suprema, y aquel o aquella que se convierte en un ser santo, las ve manifestarse automáticamente en él o ella. Estas cualidades divinas permiten reconocer fácilmente al ser santo del que no lo es.

Aquí están las veintiséis cualidades del ser santo:

Siempre muestra bondad a todos los seres vivos. No es enemigo de nadie. Siempre dice la verdad. Siempre es igual a todos los seres vivos. Es intachable, magnánimo, amable, siempre limpio y puro, desprovisto de posesiones materiales. Trabaja por el bien de todos. Es pacífico. Siempre se rinde a Krishna. No tiene deseos materiales. Es humilde, estable, dueño de sus sentidos. Come moderadamente. No está influenciado por la energía ilusoria del Señor (que es similar a Satanás). Respeta a todos los seres vivos. No exige ningún respeto para sí mismo. Es grave, compasivo, amable, poético, hábil, silencioso.

Quien se apega excesivamente a la vida material pierde todas las cualidades espirituales.

Todos deben buscar refugio en el Alma Suprema, el Espíritu Santo, la fuente de todos los seres. Nadie debería perder el tiempo buscando la supuesta felicidad en la vida familiar inspirada en lo material. Esta estrecha forma de existencia sólo se permite hasta la edad de cincuenta años, después de la cual se debe abandonar la vida familiar y pasar a la orden del retiro, que consiste en llevar una vida independiente para desarrollar el conocimiento espiritual, o a la orden de la renuncia, en la que no se conoce otro refugio que en Dios, la Persona Suprema. Renunciemos a la falsa felicidad que nos ofrece la vida familiar y entreguémonos sencillamente a Dios, el único y verdadero refugio del que está ausente todo temor. El enredo en la vida familiar es la causa principal del apego material, de los deseos insaciables, del rencor, de la ira, de la desesperación, del miedo y de la búsqueda de honores ilusorios, todo lo cual da lugar a la repetición del nacimiento y la muerte, es decir, a la reencarnación perpetua.

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