Palabras de Dios
Página 114 de 120

Dios, la Persona Suprema, es ciertamente imparcial hacia todos los seres vivos, pero el ser santo que se rinde totalmente a Él difiere del incrédulo. En otras palabras, todos pueden refugiarse en el Señor y disfrutar de las mismas bendiciones, pero los incrédulos que se niegan a hacerlo, tienen que sufrir las reacciones creadas por la energía material.

El Señor actúa de forma diferente según la mentalidad del ser vivo, pero por lo demás los ve a todos por igual. Él satisface los deseos de quien busca refugio en Él, pero quien no busca refugio está en una posición diferente a la del alma sumisa. Cualquiera que busque refugio en el Señor obtiene su favor, ya sea un incrédulo o un ser celestial.

Oración al Señor.

Ofrezco mi respetuoso homenaje a Krishna, Dios, la Persona Suprema.

Yo adoro a Krishna, Dios, la Persona Suprema, cuya forma sublime es todo conocimiento, dicha, eternidad, verdad, realidad, e irradia el más perfecto esplendor.

Yo adoro a Krishna, el Señor original, que toca su flauta maravillosamente, y siempre se entrega a un entretenimiento amoroso. Su rostro irradia belleza y sus ojos florecen como pétalos de loto. Una guirnalda de flores silvestres con un medallón de luna cuelga de su cuello y adornos enjoyados adornan sus manos, donde baila su flauta. Una pluma de pavo real adorna su hermosa y rizada cabellera negra.

Adoro a Krishna, el Señor Supremo, que vigila eternamente los infinitos universos, tanto espirituales como materiales, que Él crea y mantiene. Él es el Único Absoluto sin segundo. En Su forma infinita, Él no tiene ningún origen ya que es la causa original de todas las causas, la causa fundamental, el origen de los átomos y de la energía material, el Ser Supremo Eterno, que permanece eternamente joven. De Él emana todo.

Llámame de nuevo a tu reino eterno, Señor, como uno de tus siervos (como una de tus siervas), pues allí se encuentra la liberación definitiva de la existencia material, de la que tengo una experiencia muy amarga.

En todas las especies vivas en las que he tenido que nacer, forzado por las consecuencias de mis propias actividades, he experimentado la amargura en dos formas particulares: la separación de los que amaba y el encuentro con los elementos indeseables. Sin embargo, los remedios que apliqué a mis sufrimientos resultaron ser aún más peligrosos que los propios males. Por lo tanto, soy arrojado de un punto a otro, vida tras vida, y te ruego que me concedas refugio en Ti.

Facebook

VISITANTES

4114895

Visitantes en línea

4114895





Visitantes por país