manifestación cósmica entera (el origen del diluvio) va a ser destruida. Que pase por encima de Vrindavana e inunde toda la región con una inundación torrencial. Animado por un sentimiento demoníaco, Indra actuó como si fuera la Persona Suprema y todopoderosa. Cuando los seres demoníacos adquieren poder, desafían al Maestro Supremo, el Señor Soberano. Indra, aunque no pertenecía a los seres demoníacos, en el orgullo de su posición material, quiso desafiar al Maestro Supremo. Se creyó, al menos por un momento, tan poderoso como Krishna.
«Mira la insolencia de la gente de Vrindavana», exclamó. Simple gente del bosque. Pero fascinados por la presencia de su amigo Krishna, que no es más que un hombre corriente, tienen la audacia de desafiar a los seres celestiales.
Krishna afirma que los adoradores de los seres celestiales son generalmente de baja inteligencia. Y también que uno debe abandonar todas las otras formas de adoración y simplemente concentrarse en la Conciencia de Krishna o la conciencia de Dios. Al provocar la ira de Indra y castigarlo posteriormente, Krishna deja claro a su devoto que aquellos que están absortos en la Conciencia de Krishna no tienen necesidad de adorar a ningún ser celestial, aun a riesgo de incurrir en su ira. Krishna da a sus devotos toda la protección: deben depender totalmente de su misericordia.
Indra maldijo las acciones de la gente de Vrindavana:
«Por despreciar así la autoridad de los seres celestiales, los habitantes de Vrindavana sufrirán en el abismo de la existencia material. Por haber descuidado los sacrificios a los seres celestiales, no podrán cruzar el océano de los sufrimientos materiales con sus mil arrecifes. Los pastores de Vrindavana han rechazado mi autoridad por el consejo de ese hablador de palabras suaves llamado Krishna, un niño. Por haber depositado su fe en él, han desatado en mí una ira terrible».
Por lo tanto, Indra ordenó a la nube samvartaka que destruyera la prosperidad de Vrindavana.
«Los hombres de Vrindavana -añadió- se enorgullecen demasiado de su opulencia material, tienen demasiada confianza en su diminuto amigo, Krishna, ese hablador infantil, que es ignorante aunque se considere un gran estudioso de las leyes cósmicas. Se han tomado a este Krishna demasiado en serio, y deben ser reprendidos por ello. Que la nube samvartaka inunde su tierra. Que ellos y sus vacas sean destruidos hasta el final».
Aquí vemos que en los pueblos, o en general fuera de las ciudades, la gente depende de las vacas para su prosperidad. Cuando se sacrifican las vacas, toda la población pierde su riqueza y felicidad. Cuando el rey Indra ordenó a la nube samvartaka y a sus acólitos que recorrieran Vrindavana, todos ellos rehuyeron la tarea. Pero Indra les dio valor:
«Adelante, y yo te seguiré, en mi elefante, acompañado de violentas tormentas. Aplicaré todo mi poder para castigar a los habitantes de Vrindavana».