Aprendamos a Conocer al Padre Eterno
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los árboles, a las plantas e incluso a los arroyos. Los jóvenes patres, los gopÄ«s y la humanidad entera se encuentran fascinados por Él. Por lo tanto, si a Dios se le da un Nombre particular, es efectivamente el de «Ká¹›iá¹£hṇa» El gran sabio Parasara Muni, padre de Vyāsadeva, el autor de todas las escrituras védicas, da la siguiente definición de Dios:

«Dios, la Persona Suprema, es aquel cuya opulencia se manifiesta en seis perfecciones absolutas: poder, fama, riqueza, conocimiento, belleza y renuncia. Krishna es el primer Nombre de Dios, y el más poderoso de todos. Es perfectamente autónomo y autosuficiente. Él es la fuente misma de todos los poderes, y es Él quien los otorga a los seres celestiales, a los grandes sabios, a los seres realizados y a los reyes. Él es la Verdad Absoluta».

Acerquémonos a un maestro espiritual, a un verdadero siervo de Dios, independientemente de nuestra posición social, nuestra religión, nuestro color de piel o nuestro país, para escuchar de él todo lo relacionado con el servicio devocional dedicado a Dios. El verdadero propósito de la existencia es reavivar nuestro amor latente por Dios, aprender a amarlo y servirlo con amor y devoción. En verdad, esta es nuestra última necesidad, objetivo y deber.

Krishna, Dios, la Persona Suprema dice:

«Yo soy el centro supremo de las relaciones de todos los seres vivos. Conocerme es el rey del conocimiento. El camino para que el ser vivo llegue a Mí se llama “amor a Dios”, y confiere la más alta perfección de la existencia, es decir, el amor a Dios. Una vez que se alcanza el nivel de amor por lo Divino, la vida del ser se vuelve perfecta».

«Todos los seres vivos, móviles o inmóviles, son emanaciones de Mi Persona, distintas de Mí. Yo soy el Alma Suprema de todos los seres vivos, que existen porque yo los manifiesto. Yo soy la forma de las vibraciones trascendentales como omkara y Haré Krishna, Haré Rama, y soy el Absoluto, la Verdad Suprema. Estas dos manifestaciones de Mi Persona, a saber, el sonido trascendental y la forma eterna del murti, (la representación de Krishna, Dios, en el templo) todas de dicha espiritual, son Mis formas eternas; no son materiales».

La forma del Señor conserva una apariencia juvenil para siempre. Así, Krishna, Dios, la Persona Suprema conserva eternamente la apariencia de un joven de dieciséis años, de dieciséis años. Cada parte de su cuerpo y cada miembro están bellamente formados, sin el más mínimo defecto. Sus ojos y labios tienen la tez rosada del sol naciente.

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