Mensajes Divinos
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En otro tiempo, en India, los padres consultaban a los astros antes de unir a sus hijos: los cálculos astrológicos sobre el pasado, el presente y el futuro de estos últimos les permitían asegurar la perfecta armonía de los futuros esposos para que vivieran en paz y se ayudaran mutuamente para perfeccionar su vida espiritual, y esto les servía para volver a Dios finalmente, en su morada original. Así es como se concibe el matrimonio. Pero, hoy día, si un chico y una chica en edad adulta se gustan, se unen en matrimonio; aunque uno u otro se marchará poco tiempo después. Por supuesto, estas uniones no tienen ningún valor, pero está visto que en esta era de Kali el matrimonio solo se basará, en su totalidad, en una atracción mutua – dâmpatye´bhirucih: un día están enamorados y, al día siguiente, ya no se quieren ni ver. Qué triste verdad. Un matrimonio así no tiene ningún valor.

Después aparece otra característica de esta era, strîtve pumstve ca hi ratir vipratve sûtram eva hi: “El hombre y la mujer seguirán juntos mientras dure el atractivo sexual y los brahmanes (los hombres puros e inteligentes) solo se distinguirán por su hilo sagrado”. (S.B. 12.2.3). En efecto, a los brahmanes se les ofrece un hilo sagrado, pero en nuestros días cualquiera se imagina que se ha convertido en un brahmán simplemente por llevar un hilo sagrado, aunque se comporte como un cândala, como un devorador de perros. Nadie se da cuenta de que un brahmán tiene unas responsabilidades extraordinarias; se piensa que para convertirse en un brahmán solo hace falta comprar un hilo sagrado de diez céntimos. En lo referente a las relaciones conyugales, strîtve pumstve ca hi ratih: estas se basarán en un atractivo mutuo, pero, en cuanto se presente el más mínimo desencuentro sexual, los sentimientos de los cónyuges perderán su fuerza.

Y el Srimâd Bhagavatam continúa, avrittyâ nyâya-daurbalyam pânditye câpalam vacah: “Los pobres no tendrán derecho a la justicia y a cualquiera que tenga mucha labia se le considerará un gran filósofo”. (S.B. 12.2.4). Si no hay dinero, no hay justicia: ¡así es la ley! ¡Esta es la era de Kali! Hoy día, basta con comprar a los jueces para que dicten sentencia a su favor. Pero si usted no tiene dinero, no vaya a los tribunales. En cuanto a las personas con mucha labia, independientemente de lo que digan, se les considera como panditas, grandes eruditos, aunque nadie entienda ni una sola palabra de lo que dicen. Si se expresan en una jerga incomprensible, la gente exclamará, “¡qué genio”. Y eso es lo que ocurre en la actualidad. Hay un gran número de impostores que así es como cogen la pluma y, de este modo, vemos que sus partidarios justifican que no comprenden en absoluto al supuesto maestro a través de sus comentarios: “es inexplicable”, “es superior”, “¡es un loco!”.

El Srimâd Bhagavatam predice una vez más:

“Será un deshonor que no vivamos en la opulencia, mientras que un individuo henchido de orgullo se hará pasar, hipócritamente, por una persona piadosa. El matrimonio se basará en un acuerdo arbitrario y superficial, y bastará con darse un baño para creerse perfectamente limpio y atractivo”. (S.B. 12.2.5) Siempre según el Srimâd Bhagavatam, dûre vâry-ayanam tîttham lâvanyam kesa-dhâranam: “El simple hecho de ir hasta la orilla de cualquier río lejano ya será un santo peregrinaje. El hombre se verá muy hermoso con el cabello largo”. (S.B. 12.2.6). Observe la precisión de las predicciones del Srimâd Bhagavatam. ¿Quién habría podido sospechar que a los hombres les gustaría llevar el cabello largo? Y, sin embargo, el Bhagavatam profetiza: kesha-dhâranam. Kesha significa “pelo largo” y dhâranam, “llevar”. Este versículo dice también dûre vâry-ayanam tîrtham: para que se le reconozca como tal, un lugar de peregrinaje tendrá que estar lejos del lugar donde se vive.

El Ganges, por ejemplo, atraviesa Calcuta, pero nadie irá a darse un baño a toda esa parte del río; preferirán ir a Hardwar, aunque se trate del mismo Ganges que fluye desde ese lugar bastante alejado hasta la bahía del Bengala. La gente prefiere sufrir todo tipo de tribulaciones para ir a bañarse a Hardwar con el pretexto de que se trata de un tîrtha, un lugar de peregrinaje. Y, de este modo, todas las religiones tienen su tîrtha. Los musulmanes van a la Meca y a la Medina, los cristianos al Gólgota e incluso los hindúes piensan que tienen que viajar muy lejos para encontrar un tîrtha. Aunque, en realidad, tîthi-kurvanti tîthâni: un tîrtha es un lugar donde se pueden encontrar seres santos. Esa es la verdadera definición de un tîrtha. No se trata de recorrer diez mil kilómetros para darse una zambullida y volver a casa. Otros síntomas de esta era decadente son: “El hombre solo vivirá para llenarse el estómago y las declaraciones que destaquen por su carácter atrevido se aceptarán como verdades absolutas. El hombre que sepa asumir de forma conveniente el hecho de hacerse cargo de una familia será considerado como un ser excepcional y su piedad se valorará según la buena reputación que haya conseguido en el mundo”. (S.B. 12.2.6).

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