El camino hacia la liberación, hacia la verdadera libertad
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No somos un cuerpo material, sino un alma espiritual inmortal.

En verdad, cada uno de nosotros no es un cuerpo de materia densa, sino un alma espiritual eterna. El cuerpo material es en realidad la residencia del alma espiritual eterna que cada uno de nosotros realmente es. Debido a que estamos bajo la influencia de la energía material, en su forma de energía de ilusión, nos identificamos erróneamente con nuestro cuerpo material, olvidando así nuestra verdadera identidad espiritual.

Es la presencia del alma, a través de su fuerza vital, que el cuerpo puede vivir y moverse. Se quita el alma del cuerpo, y éste se desploma, muerto. El cuerpo es en realidad una masa de elementos materiales inertes y sin vida.

Las razones del aprisionamiento del alma en la materia.

El Señor dijo: «Si el alma se encuentra así aprisionada, es porque alimenta una concepción errónea de su identidad y se considera beneficiaria suprema. Es este ego falso en el ser vivo el que lo obliga a experimentar encarcelamiento dentro de la existencia material».

El Señor añade: «El cuerpo de un ser viviente (de un alma encarnada) no es otra cosa que un conjunto de los cinco elementos materiales (tierra, agua, fuego, aire, éter), y el ser encarnado en esta condición material es él mismo. un fragmento de Mi Persona. Si el alma se encuentra así aprisionada, es porque tiene una concepción errónea de su identidad y se considera beneficiaria suprema. Es este ego necesario en el ser viviente el que lo obliga a experimentar el encarcelamiento dentro de la existencia material».

El Señor Krishna nos revela el alma.

«Sepan que lo que penetra en todo el cuerpo no puede ser destruido. Nadie puede destruir el alma imperecedera.

El alma es indestructible, eterna e inmensurable; sólo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a destrucción. Armado con este conocimiento, participa en el combate.

Ignorante del que cree que el alma puede matar o morir; bien sabe el sabio que ni mata ni muere.

El alma no conoce ni el nacimiento ni la muerte. Vivo, nunca dejará de estarlo. No nacido, inmortal, original, eterno, nunca tuvo un comienzo y nunca tendrá un final. Ella no muere con el cuerpo.

¿Cómo podría aquel que conoce el alma no nacida, inmutable, eterna e indestructible matar o hacer que lo maten?

En el momento de la muerte, el alma toma un cuerpo nuevo, quedando el viejo inservible, del mismo modo que uno se quita la ropa gastada para ponerse otra nueva.

Ninguna arma puede partir el alma, ni el fuego quemarla; el agua no puede mojarlo ni secarlo el viento.

El alma es indivisible e insoluble; el fuego no le alcanza, no se puede secar. Es inmortal y eterno, omnipresente, inalterable y fijo.

Se dice del alma que es invisible, inconcebible e inmutable. Sabiendo esto, no deberías lamentarte por el cuerpo.

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