El Señor nos enseña lo que son buenas y malas cualidades.
El Señor dice: Absorber su inteligencia en Mí constituye el equilibrio mental, y la disciplina completa de los sentidos es el dominio de sí mismo.
La tolerancia significa soportar pacientemente la desgracia, y la constancia se produce cuando uno conquista la lengua y los genitales.
La mayor caridad es renunciar a toda agresión hacia los demás, y la renuncia a la lujuria se considera una verdadera austeridad.
El verdadero heroísmo es vencer su tendencia natural a disfrutar de la vida material, y la realidad es ver a la Persona Suprema en todas partes.
La autenticidad significa decir la verdad de una manera agradable, como han declarado los grandes sabios.
La limpieza es un desprendimiento en las actividades fructíferas, mientras que la renuncia es el orden de vida del ermitaño.
La verdadera riqueza deseable para los seres humanos es la religiosidad, y Yo, la Persona Suprema, soy un sacrificio.
La remuneración religiosa es la devoción al maestro espiritual perfecto, con el fin de obtener instrucción espiritual, y la mayor fuerza es el sistema de control de la respiración.
La verdadera opulencia es Mi propia naturaleza como Persona Divina, a través de la cual expongo las seis opulencias ilimitadas [Belleza, riqueza, fama, poder, sabiduría, renuncia].
La ganancia suprema de la vida es el servicio de devoción hacia Mí, y la educación real anula la falsa percepción de la dualidad del alma.
La verdadera modestia es estar disgustada por actividades inapropiadas, y la belleza es poseer buenas cualidades, como el desapego.
La verdadera felicidad es trascender la felicidad material y la infelicidad, y la verdadera miseria es estar involucrada en la búsqueda del placer sexual.
Un hombre sabio es aquel que conoce el proceso de liberación de la servidumbre, y el necio es aquel que se identifica con su cuerpo y su espíritu material.
El verdadero camino de la vida es el que conduce a Mí, y el camino equivocado es la satisfacción de los sentidos por la cual la conciencia se confunde.
El cielo real es el predominio de la virtud pura, mientras que el infierno es el predominio de la ignorancia.