El ser separado (individual y separado de Dios) puede percibir muy claramente que existe como observador real, pero debido a la desaparición del ego en el estado de sueño profundo, se cree perdido, al igual que un hombre desesperado por la pérdida de su fortuna se considera destruido.
Cuando, a través de la comprensión madura, el ser llega a darse cuenta de su propia identidad, se le manifiesta la situación a la que se ha sometido bajo la influencia del falso ego.
La liberación puede ser alcanzada si uno realiza fervientemente el servicio devocional y así escucha durante mucho tiempo las palabras relativas a Mi Persona o que emanan de Mí. Aquel que cumpla con sus deberes prescritos de esta manera no sufrirá ningún contragolpe por ninguno de sus actos, y se liberará de la contaminación material.
Este servicio devocional debe ser realizado enérgicamente en perfecto conocimiento y con visión espiritual. Hay que renunciar firmemente y practicar la austeridad y el yoga para establecerse firmemente en la absorción interior.
La influencia de la naturaleza material ha cubierto al ser separado, sumergiéndolo así como en un fuego perpetuo. Pero mediante la práctica seria del servicio devocional, esta influencia puede disiparse, al igual que los trozos de madera utilizados para encender un fuego se consumen por sí mismos.
Abandonando su deseo de dominar la naturaleza material porque es consciente de la naturaleza errónea de este deseo, el ser vivo se vuelve independiente y se mantiene en su propia gloria.
El que sueña y cuya conciencia está casi totalmente velada, puede ver muchos signos malignos, pero en el estado de vigilia, en plena conciencia, estos mismos fenómenos no pueden perturbarle.
La influencia de la naturaleza material no puede dañar a un ser iluminado, incluso si se involucra en actos materiales, porque conoce la verdad sobre el Absoluto, y su mente permanece fija en Dios, la Persona Suprema.
Cuando una persona se dedica de esta manera al servicio devocional y a la realización espiritual durante muchos años, en el transcurso de muchas existencias, se vuelve bastante reacia a probar los placeres que ofrece cualquier planeta material, incluso el más elevado, conocido como Brahmaloka, y su conciencia se desarrolla plenamente.
Mi devoto alcanza verdaderamente la realización espiritual por Mi gracia infinita y sin causa, y así, una vez liberado de toda duda, camina firmemente hacia su destino apropiado, que se encuentra directamente bajo la protección de Mi energía espiritual, toda de pura dicha. Tal es la perfección última que debe alcanzar el ser separado. Después de dejar su cuerpo material, mi siervo (mi sierva) vuelve a esta morada absoluta, para no volver jamás a este mundo.
Cuando la atención del espiritualista perfecto deja de estar cautivada por las proezas de los poderes sobrenaturales, esas manifestaciones de la energía externa, su progreso hacia Mí no conoce límites, hasta el punto de que la muerte no tiene ningún asidero en él.