Palabras de Dios
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El poder del Señor tiene muchos aspectos.

Es Sudarsana, el disco, el arma del Señor cuyo poder fenomenal destruye a los malhechores demoníacos, pero también la mirada del Señor a través de la cual todo fue creado.

Sudarsana significa «visión beneficiosa». Los Vedas, las sagradas escrituras originales, el verdadero evangelio, afirman que el cosmos material fue creado por el poder de la mirada de Dios, la Persona Suprema. El Señor observó la energía material en general, y cuando ésta se agitó, todo pasó a existir.

Los filósofos y algunos científicos afirman a veces que la causa original de la creación fue una gran masa de materia que explotó. Si se considera que esta masa es la energía material global, entonces es concebible que, efectivamente, haya sido puesta en movimiento por la poderosa mirada del Señor, y que esta mirada sea, por tanto, la causa original de la creación material.

Sudarsana es la manifestación del supremo poder trascendental que Dios tiene en sus sublimes manos, y la visión original a través de la cual todo fue creado.

Esta es la manifestación del poder de Krishna, Dios, la Persona Suprema. Por eso se llama a Dios «el todopoderoso».

Mahā-Viṣṇu entra entonces en cada galaxia en la persona de Garbhodakaśāyī Viṣṇu, uniendo en Él a todos los seres vivos. De Garbhodakaśāyī Viṣṇu procede Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, el Alma Suprema de todo ser vivo. Garbhodakaśāyī Viṣṇu también tiene Su propio planeta espiritual en cada galaxia, donde reside como el Alma Suprema, el Maestro absoluto. Garbhodakaśāyī Viṣṇu se encuentra sobre las aguas que llenan parte de la galaxia y engendra a Brahmā, la primera criatura. Lo mismo ocurre con todas las galaxias.

Krishna, Dios, la Persona Suprema dice:

Cuando el ser separado, habiendo realizado su posición inmutable y pretendiendo no poseer nada, deja de ser afectado por las gunas (los tres atributos o modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión, ignorancia), permanece ajeno a las influencias materiales y esto, aunque viva en un cuerpo material, al igual que el sol permanece ajeno a su imagen en el agua.

El alma que está en las garras de la naturaleza material así como del falso ego [dominio de la naturaleza material e identificación con el propio cuerpo] y se identifica con su cuerpo, se absorbe en las actividades materiales y, bajo la influencia del falso ego, se cree poseedora de todo lo que le rodea. Así, el alma condicionada transmigra a través de diferentes especies, a veces superiores, a veces inferiores, debido a su propio contacto con los atributos de la naturaleza material. A menos que se libere de sus ocupaciones materiales, tiene que aceptar esta posición debido a sus actos pecaminosos.

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