Palabras de Dios
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Krishna, Dios, la Persona Suprema dice:

No envidio, no favorezco a nadie, hacia todos soy imparcial. Pero quien me sirve con devoción, vive en mí. Él es un amigo para Mí, como Yo soy su amigo.

Para los que recorren este camino, ningún esfuerzo es en vano, ningún beneficio obtenido se pierde, el más pequeño paso nos libera del miedo más espantoso. El hombre cuyas actividades se dirigen a la perfección nunca ve triunfar el mal sobre él.

Es escuchando y cantando los Santos Nombres de Krishna que uno se compromete en este camino. Así, el canto

Haré Krishna, haré Krishna, Krishna Krishna, haré haré
Haré Rama, haré Rama, Rama Rama, haré haré

marca el comienzo del servicio devocional, de ahí esta declaración del Señor Chaitanya Mahaprabhu, el Avatar de Oro:

«Canten los Santos Nombres, canten los Santos Nombres, canten los Santos Nombres del Señor, porque en esta era de Kali, la era de la discordia y la hipocresía, no hay otro camino, no hay otro camino, no hay otro camino para alcanzar la realización espiritual».

El canto de los Santos Nombres del Señor siempre hace maravillas, y es particularmente efectivo en la era de Kali, la era de la discordia, la hipocresía, la lucha y el pecado, la era en la que vivimos. Este canto sublime de los Santos Nombres del Señor, cuyas vibraciones de sonido son espirituales, significa: «Oh Señor, oh Fuente de toda felicidad, por favor hazme tu amado servidor.»

La forma más auspiciosa de superar la muerte.

Krishna, Dios, la Persona Suprema dice:

Te explicaré mi enseñanza más favorable por medio de la cual, con una fe profunda, un ser mortal puede superar la muerte invencible.

Aquel cuya mente es atraída por mi servicio devocional y que ha ofrecido su corazón y su mente a mí, debe recordar realizar paso a paso por la gracia de su propia mente amorosa, todas sus tareas prescritas para mi satisfacción. Debes refugiarte en los lugares sagrados frecuentados por mis fieles devotos, y seguir el ejemplo de la conducta de mis santos servidores que operan entre los seres celestiales y humanos. Con un corazón puro, uno debe verme en sí mismo como el Alma Suprema que, libre como el cielo ilimitado, está presente dentro y fuera de uno mismo y de todos los seres vivos [Almas encarnadas en cuerpos de seres celestiales, seres humanos, animales y plantas].

Cuando con Mi amor uno siente respeto por todos los seres vivos, con ese enfoque se ha refugiado en el conocimiento más elevado posible, la unidad absoluta de la mente. Cuando uno considera con la misma mirada al hombre santo y al marginado, al ladrón y al hombre fiel, a la cultura espiritual, al sol y a la chispa, al gentil y al cruel por igual, se considera una persona sabia. De la persona que medita constantemente en mi presencia en todos los hombres, pronto desaparecen la rivalidad, la envidia, el desprecio y el falso ego (identificarse con el propio cuerpo y querer dominar la naturaleza material). Ignorando las risas de los amigos y sin avergonzarse de las apariencias externas, uno debe arrojarse al suelo tieso como un palo y ofrecer sus saludos a todos, incluso a los perros, los parias, las vacas y los burros.

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