El servicio devocional puro y no adulterado se manifiesta cuando la mente del sabio es atraída instantáneamente a escuchar el nombre y los atributos espirituales y absolutos del Señor Soberano, que mora en el corazón de cada ser. Al igual que el agua del Ganges fluye naturalmente hacia el océano, ese éxtasis devocional, no interrumpido por ninguna condición material, fluye libremente hacia el Señor.
El ser santo puro no acepta ninguna forma de liberación, ya sea salokya, sarsti, samipya, sarupya o ekatva, aunque se la ofrezca el propio Señor Soberano.
Las cinco formas de liberación son:
Salokya, que permite vivir en el mismo planeta que el Señor.
Sarsti, que permite disfrutar de la misma opulencia que el Señor.
Samipya, para convertirse en un compañero cercano del Señor.
Sarupya, permite tener los mismos rasgos corporales que el Señor excluyendo los signos peculiares de la Persona Soberana.
Ekatva, permite fundirse con el resplandor que emana del Señor.
Quien alcanza el nivel más elevado de servicio devocional, como he explicado, puede superar la influencia de los tres atributos de la naturaleza material y establecerse, como el Señor, en el nivel de la trascendencia.
El sabio debe realizar sus propios deberes, todos gloriosos, sin aspirar a ninguna ganancia material. Uno debe realizar regularmente, y sin violencia innecesaria, las actividades devocionales.
El sabio debe contemplar regularmente Mis formas en los templos, tocar Mis pies como un loto y ofrecerme oraciones a Mí y a los artículos de adoración. Su visión debe ser de renuncia, en la virtud, y debe ver a todos los seres como entidades espirituales.
El ser santo puro debe practicar el servicio devocional con el máximo respeto por el maestro espiritual y los grandes maestros perfectos. También debe mostrar compasión por los desafortunados y hacerse amigo de sus iguales; pero en todos estos actos debe someterse a ciertas reglas y controlar sus sentidos.
El hombre sabio siempre debe tratar de escuchar los asuntos espirituales y pasar su tiempo cantando el Santo Nombre del Señor. Debe comportarse siempre de forma directa, ser sencillo, y aunque no envidie a nadie y sea amable con todos, debe evitar la compañía de los poco sofisticados espiritualmente.
Aquel que desarrolla perfectamente todas estas cualidades espirituales y cuya conciencia está así completamente purificada, se encuentra atraído tan pronto como escucha Mi nombre o la descripción de Mis rasgos divinos.