Palabras de Dios
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Así encontramos varias palabras del Señor que se aplican a diferentes emanaciones plenarias o emanaciones de emanaciones plenarias de Su Persona:

Siempre que en cualquier parte del universo la espiritualidad ve un declive, y la irreligión se eleva, yo desciendo en persona.

Aparezco de edad en edad, para liberar a Mis devotos, aniquilar a los incrédulos y restaurar los principios de la espiritualidad.

Si me abstuviera de actuar, todas las galaxias se hundirían en la desolación. Por mi culpa, el hombre engendraría una progenie indeseable. Así, perturbaría la paz de todos los seres.

Todo lo que hace un gran hombre, la masa de gente siempre sigue sus pasos. El mundo entero sigue la norma que él establece con su ejemplo.

Estas palabras del Señor se aplican a las diversas emanaciones plenarias de Su Persona, como Sankarsana, Vasudeva, Pradyumna, Aniruddha y Narayana. Todos ellos son Él mismo en diferentes formas espirituales y absolutas. Sin embargo, Krishna, el Señor en Su forma primordial, se involucra eternamente en intercambios sublimes con varios grados de seres santos y aparece en esta forma una vez al día de Brahma, el primer ser creado y gobernante de nuestra galaxia, en cada una de las galaxias materiales, donde entonces desvela Sus entretenimientos espirituales y absolutos en un ciclo interminable. Los papeles que el Señor asume, a veces como Krishna, a veces como Vasudeva, y así sucesivamente, son demasiado complejos en su secuencia para ser dilucidados por el hombre común. Porque aunque no hay diferencia entre la Persona del Señor y su cuerpo espiritual, sus emanaciones realizan, sin embargo, funciones diferentes. Y cuando el Señor aparece en Su forma original, como Krishna, todas Sus emanaciones plenarias se unen a Él por el inconcebible poder de Su potencia interna. Así, el Krishna de Vrindavana difiere del de Mathura o Dvaraka.

El Señor es todopoderoso, para Él no hay diferencia entre lo material y lo espiritual, pues ambos son creados por Él. Debido a su inconcebible poder, todas sus actividades son idénticas y distintas a la vez. En verdad, el Señor nunca deja Su cuerpo espiritual, pues no hay diferencia entre Su cuerpo espiritual y Su Alma, pues son uno. Cuando las sagradas escrituras afirman que el Señor ha dejado su cuerpo, significa que ha vuelto a dejar ir sus emanaciones completas a sus respectivas moradas espirituales.

En el universo material, las almas condicionadas por la materia se esfuerzan por satisfacer sus sentidos de diversas maneras, pero todas fracasan en su empeño, pues la satisfacción no puede obtenerse de esta forma. El alma espiritual sólo puede experimentar la felicidad en contacto con el Ser Supremo, la Persona Soberana, y en ningún otro lugar. Por Su gracia infinita y sin causa, el Señor tiene innumerables planetas espirituales en la extensión del mundo espiritual, y hay un número ilimitado de posibilidades en este sublime universo para el placer igualmente ilimitado de los seres que viven allí.

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