El Señor Supremo, Krishna dice al respecto: «De todas las cosas soy el origen, todo emana de Mí.
El propósito de todos los Vedas es conocerme a Mí. Soy yo quien compuso el Vedanta, y soy yo quien conoce los Vedas.»
El Señor afirma además que el propósito de todos los Vedas es tomar conciencia de Su persona y conocerle tal y como es. Él es el Ser Supremo Original, el que conoce los Vedas y ha compuesto el Vedanta [El conocimiento último. La cumbre y la conclusión del conocimiento. La esencia de toda la filosofía védica, los Vedas, que enseñan la más alta realización de la Verdad Absoluta, es decir, la entrega al Señor Supremo, Krishna]
El conocimiento derivado de la enseñanza del Señor también se enseña en todos los planetas paradisíacos edénicos superiores de nuestra galaxia, así como en todas las galaxias del cosmos material. El Señor había enseñado esta ciencia sublime, «la ciencia de Dios», a Vivasvan el ser celestial maestro del sol hace miles de millones de años.
El Bendito Señor había dicho:
He dado esta ciencia imperecedera, la ciencia del yoga [la práctica de la unión y comunión con Dios. El camino de la realización espiritual, que permite unirse con el Absoluto, Krishna], al ser celestial del sol, y Vivasvan se lo enseñó a Manu (su hijo, el padre de la humanidad), y Manu se lo enseñó a Iksvaku (su hijo).
El objetivo supremo y último de la existencia, y el mayor bien que uno puede adquirir, es establecerse en el sublime servicio amoroso ofrecido al Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema, que en todo satisface a Sus devotos.
Todas las palabras del Señor Supremo, Krishna, permanecen frescas por la eternidad, al igual que las enseñanzas que nos da. No sólo se honran sus preceptos en nuestra galaxia y en la época actual, sino en todos los lugares y en todas las épocas, aumentando siempre su juventud e influencia. La Palabra de Dios es cada vez más fresca, cada vez más viva y renombrada no sólo en el planeta Tierra, en la «Vía Láctea», sino también en otros planetas y en otras galaxias. Nunca desaparecerá.