Krishna, Dios, la Persona Suprema, es la causa de la creación, el mantenimiento y la destrucción de nuestra galaxia, así como de todas las demás galaxias del cosmos material, pero no tiene ninguna causa anterior. Impregna los distintos estados de vigilia, sueño y sueño profundo inconsciente y también existe más allá de ellos. Entrando en el cuerpo de cada ser vivo como el Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, Él anima el cuerpo, los sentidos, los aires de la vida y las actividades mentales, de modo que todos los órganos sutiles (etéreos) y gruesos (materia gruesa) del cuerpo comienzan sus funciones. Krishna es Dios, la Persona Suprema, la Verdad Suprema y Absoluta.
Ni el alma, ni las facultades del habla, la vista, la inteligencia, el aire vital o cualquiera de los sentidos son capaces de penetrar en esta Verdad Suprema, como tampoco las pequeñas chispas pueden afectar al fuego original del que se generan. Incluso el lenguaje autorizado de los Vedas [las escrituras sagradas originales] rechaza la posibilidad de que la Verdad pueda expresarse con palabras. Pero por referencia indirecta, el sonido védico [de los Vedas] sirve como prueba de la Verdad Suprema, porque sin la existencia de esa Verdad Suprema, las diversas restricciones que se encuentran en los Vedas no tendrían ningún propósito final.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, dirige nuestros sentidos en Su aspecto de Alma Suprema. Está en lo más profundo del corazón de cada ser como Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, ya sean seres móviles o inmóviles, celestiales, humanos, animales o vegetales. Por lo tanto, debemos considerar cada cuerpo de materia como la morada del Señor, un templo; es con tal visión que satisfaremos al Señor. Esta es la posición espiritual y absoluta de Dios, la Persona Suprema.
Aunque los objetos de los sentidos [formas, sabores, objetos de tacto, olores y sonidos] no pueden entender cómo los perciben los órganos de los sentidos, el alma condicionada, aunque vive con el Alma Suprema en el cuerpo, no puede entender cómo el Ser Espiritual Supremo, el Maestro de la creación material, dirige sus sentidos. El alma individual y el Alma Suprema viven juntos en el cuerpo, pero es de hecho el Alma Suprema quien dirige sus sentidos cuando busca disfrutar de los diversos placeres materiales, pero así como los objetos de los sentidos no pueden ver los sentidos, así el alma condicionada no puede ver el Alma Suprema que la dirige. El alma condicionada tiene deseos y el Alma Suprema los cumple, pero la primera permanece incapaz de ver a la segunda. Aunque las almas condicionadas no pueden ver a su Amigo Supremo que está en su propio cuerpo, deben ofrecerle su respetuoso homenaje.