El Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema, tiene un reino eterno en el que se entretiene eternamente con sus compañeros eternos y con todo lo que eternamente le rodea. Este reino eterno es una manifestación de Su energía interna, mientras que el cosmos material, en el que flota un enorme número de galaxias, es una manifestación de Su energía externa. Ahora bien, cuando Él desciende al cosmos material, y más precisamente a una galaxia material, lo hace a través de su poder interno, y con todo su entorno. Su forma, su nombre, su fama, su séquito, su reino, no son creaciones de la materia densa. Cuando Él desciende de esta manera, es para llamar de nuevo a Sí mismo a las almas caídas y para restablecer los principios de la religión, de la espiritualidad, que Él mismo ha enunciado. Nadie más que Dios puede restaurar estos principios. Sólo Él, o un ser cualificado dotado por Él de poderes para ello, puede dictar los códigos de la religión.
La verdadera religión consiste en conocer a Dios, en conocer la relación que nos une a Él, nuestros deberes para con Él y, finalmente, nuestro destino una vez que dejemos el cuerpo de materia en el que residimos. Los hombres que deseen recuperar la vista, y ver la vida en su verdadera luz, deben volverse a Krishna, Dios, la Persona Suprema, y apegarse sólo a Su palabra y Su enseñanza, que representan la verdadera luz pura, el verdadero alimento celestial, para que vean cumplida la meta de la existencia para ellos.
A veces el Señor Krishna aparece personalmente, a veces es representado por un ser cualificado al que Él mismo dota de poderes especiales, pero en cualquier caso el objetivo es el mismo: llevar a los seres que sufren de vuelta a Él en su morada original. La felicidad a la que aspiran las almas condicionadas no se encuentra en ninguno de los innumerables planetas y galaxias materiales. Esa felicidad eterna de la que siguen teniendo sed sólo puede obtenerse en el reino de Dios. Pero los seres inconscientes, que están sujetos a los atributos de la naturaleza material, no son conscientes de este reino. Por eso el Señor viene a difundir el conocimiento del mundo espiritual, lo que hace a veces en persona, en forma de Avatar, y otras veces a través de Su representante cualificado, también llamado hijo de Dios. Estos Avatares e hijos de Dios no limitan su mensaje de retorno a Dios sólo a la sociedad de los hombres, su actividad se extiende también a todas las demás categorías de seres, desde los seres santos virtuosos, los seres celestiales, hasta los seres inferiores al hombre.
El objetivo final de la existencia es buscar conocer a Krishna, Dios, la Persona Suprema, como realmente es.
Todos los grandes sabios de antaño se dedicaron al servicio de Krishna, el Señor Supremo y Absoluto, que está más allá de los tres atributos de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia, con el fin de obtener el mayor beneficio, para liberarse de las propias condiciones materiales. Y quien sigue sus pasos se califica para obtener la liberación del mundo de la materia.