«Aquel que, lleno de fe, en este imperecedero camino del servicio devocional se compromete por completo, haciéndome a Mí la meta suprema, ese es muy querido por Mí».
La persona que nunca es propensa a la felicidad material, al odio, a la aflicción y a la ambición, desapegada de todas las actividades favorables o perjudiciales del universo material y plenamente dedicada a la conciencia de Dios, es muy querida por Krishna. El devoto que es igual a los llamados amigos y enemigos de este mundo, y que no es perturbado por el calor o el frío debido a cualquier apego al cuerpo, que no siente apego y permanece ecuánime si es respetado o insultado, que permanece siempre grave, satisfecho en todas las circunstancias, sin una morada fija pero siempre establecido en la conciencia de Krishna, es infinitamente querido por el Señor. Incluso sin estar establecido en tal posición trascendental, el hecho mismo de aprobar tal trascendencia hará que uno sea muy querido por Krishna.
La perfección más elevada para el ser humano es pensar constantemente en Krishna, Dios, la Persona Suprema, y recordar al Señor a lo largo y al final de su vida.
El mundo espiritual donde reside Dios es completo, sin rastro de imperfección, todo conocimiento, dicha, eternidad, paz y libre de las garras del tiempo. Todo es pura virtud. Ningún ser impuro e imperfecto puede entrar en él. Sólo los que aman a Dios, le obedecen y le sirven con amor y devoción pueden entrar. Así que vayamos allí.
El Señor dice de Él: «En mí hay un poder ilimitado, y por eso se me conoce como infinito, u omnipresente. La manifestación cósmica ha surgido en Mí a partir de Mi energía material, y en esta manifestación universal apareció el primer ser, Brahma, que no tenía madre material».
El Señor tiene innumerables poderes, todos ellos ilimitados. Por lo tanto, el Señor mismo, junto con todos Sus atributos, formas y entretenimientos también son infinitos.
Krishna, Dios, la Persona Suprema existe en el principio, en el medio y en el final de todo lo que es, desde la más pequeña partícula de manifestación cósmica, el átomo, hasta las gigantescas galaxias y la totalidad de la energía material. Él es eterno, pues no tiene principio, ni medio, ni fin. Su existencia puede verse en las tres fases; esto demuestra Su perennidad. Cuando la manifestación cósmica no existe, Él existe como poder original. Es Absoluto, infalible y sin principio. Todavía posee la fresca belleza de la juventud. Dios, la Persona Suprema, existe sin otra causa que Él mismo, pues Él mismo es la causa de todo. Eterno, está más allá de la causa y el efecto. Él es el origen de todo lo que es. Todo es creado, manifestado, por la energía del Señor Supremo y cuando todo es destruido, o disuelto, la energía original vuelve al cuerpo del Señor. Él es la Causa de todas las causas, ya sea en el principio, en el medio o en el final.