ve con el mismo ojo. Las ve todas desde un punto de vista espiritual. Un ser liberado no tiene enemigos, pues considera a todos los seres humanos, sin excepción, como sus hermanos y hermanas y se complace en caminar con ellos por el camino del amor a Dios. Aquellos que han alcanzado el nivel de realización espiritual ven cada cuerpo material como un templo del Señor, porque el Señor Supremo mora en la envoltura carnal de cada ser como el Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo. Por eso debemos amarnos los unos a los otros, porque al mismo tiempo amamos al Señor.

El objetivo de la vida humana es alcanzar la realización espiritual, entregarse a Dios y servirle con amor y devoción, para establecerse en el nivel espiritual absoluto.

Los que se refugian en Dios gozan de una paz que nada puede perturbar.

Quien tiene la suerte de servir a una gran alma tiene la seguridad de que el camino de la liberación (la salvación) está abierto de par en par para él. Las almas santas son espiritualistas o trascendentalistas que son tan tranquilas como pacíficas; la ira les es ajena y extienden su amistad a todos los seres vivos. La mera asociación con tales almas puras puede transformar a una persona en un devoto de Krishna. De hecho, la compañía de devotos santos es esencial para el desarrollo del amor a Dios. El camino del progreso espiritual está al alcance de cualquiera que entre en contacto con una persona santa. Al seguir este camino, uno está seguro de desarrollar la conciencia de Krishna o la conciencia de Dios en el contexto del servicio devocional integral. Estos son algunos de los atributos de una persona consciente de Krishna.

El Señor Krishna dice:

«El devoto, que no tiene envidia de nada, que se comporta con todos como un amigo benévolo, que no se cree poseedor de nada, que está libre del falso ego y permanece igual en la alegría que en la tristeza, que perdona, que siempre conoce el contentamiento y se dedica resueltamente al servicio devocional, y cuya mente y cuerpo están rendidos al Señor Supremo, ese es muy querido por Mí».

«El devoto que nunca causa agitación a los demás y no se ve afectado por las alegrías y las penas, que no depende de las modalidades de acción material; el ser puro, experto en todo, libre de ansiedad, libre de sufrimiento, y que no busca el fruto de sus actos, ese es muy querido por Mí».

«Aquel que no se apodera de la alegría ni de la tristeza, que no se aflige ni codicia, que renuncia tanto a lo favorable como a lo desfavorable, es muy querido por Mí».

«Aquel que es igual al amigo o al enemigo, que permanece igual en la gloria o en la desgracia, en el calor o en el frío, en la alabanza o en la culpa, por siempre puro de toda contaminación, siempre silencioso, contento con todo, despreocupado del alojamiento, y que, establecido en el conocimiento, Me sirve con amor y devoción - ese es querido por Mí».