comprenda en primer lugar que no es el cuerpo, sino el dueño del cuerpo. Cuando se conoce esta verdad, se puede avanzar hacia la meta de la existencia, Dios.

Tenemos que renunciar a nuestro apego a las cosas materiales y soltar nuestro apego a ellas. Entonces encontraremos la calma y la paz.

La evolución de la conciencia.

La conciencia es la manifestación de la energía del alma, por lo que la conciencia, que es el acto de percibir y sentir, es básicamente un hecho puramente espiritual.

En contra de una idea errónea muy extendida sobre el asentamiento del universo, y por tanto de la tierra en la creación, Dios creó las 8.400.000 especies vivas, humanas, animales y vegetales simultáneamente. Algunos seres obtienen una forma humana directamente sin pasar por un proceso evolutivo. Los seres vivos (almas) transmigran, se reencarnan de cuerpo en cuerpo, pero las diferentes formas que adoptan ya existen. El ser espiritual sólo cambia de cuerpo como se cambia de piso o de ropa. Hay diferentes categorías de pisos: algunos son lujosos, otros simplemente cómodos y otros más modestos.

Cuando un individuo se traslada de una casa ordinaria a una de clase alta, sigue siendo la misma persona; pero gracias a su situación financiera, gracias a su karma, ahora puede ocupar un piso de lujo. La verdadera evolución no es a nivel de la envoltura física, carnal, sino a nivel de la conciencia. Así, si un ser espiritual nace en una especie inferior, tendrá que evolucionar poco a poco hacia la especie superior, humana o incluso celestial. De estas dos energías, la vida y la materia, la vida, o el alma, representa la energía superior y original; en cuanto a la materia, que es la energía inferior, procede de la vida. Existen simultáneamente. Para el bienestar y la armonía de todos los seres espirituales que iban a vivir en el universo material, Dios les dio a todos un cuerpo según el karma de cada uno, todos fueron creados por Krishna juntos, al mismo tiempo, en el mismo momento, simultáneamente.

En realidad, la materia y el espíritu (alma) existían incluso antes de manifestarse. Su existencia es simultánea. Los seres eternos conciben eternamente innumerables deseos y todas las especies vivientes existen desde toda la eternidad para satisfacer estos variados deseos. Por tanto, son los deseos de los seres espirituales los que determinan los cuerpos que deben asumir. Como Dios es omnisciente, sabe perfectamente que algunos seres vivos se rebelarán contra Su voluntad y se dedicarán a actos pecaminosos. También conoce los diversos deseos que desarrollarán en contacto con los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia. Por lo tanto, Él ha creado desde los albores del tiempo las diversas formas vivientes que servirán para albergar a las almas condicionadas, de acuerdo con sus deseos. Todos los objetos del mundo material están diseñados a partir de estos tres atributos, al igual que los tres colores básicos (azul, rojo y amarillo) se utilizan para producir miles de matices y tonos diferentes. La orquestación de esta distribución es responsabilidad de la naturaleza,