El sueño representa una interrupción del estado de vigilia, provocada por el cansancio, y, en el mismo sentido, el despertar no corresponde al comienzo de una nueva existencia nacida del sueño. Ya existíamos incluso cuando estábamos dormidos, y por la mañana la «vida» sólo continúa. Hay que entender este punto: aunque el ser vivo es eterno, en la mente de un niño recién nacido, el día en que fue traído al mundo por su madre marca el comienzo de su existencia. Pero en realidad sólo estaba inconsciente en el vientre de su madre, donde se estaba formando su nuevo cuerpo material, y al nacer se despertó su conciencia. En el momento de la muerte, vuelve a caer en el sueño.
Dios dice: «Sin cesar, día tras día, el día renace, y cada vez, miríadas de seres vuelven a existir. Sin cesar, noche tras noche, la noche cae, y con ella, los seres, en la aniquilación, sin que puedan evitarlo.»
En realidad, todo es espiritual.
En verdad, la conciencia material es la ausencia de la conciencia de Krishna o la conciencia de Dios. El que es consciente de Krishna, si persevera en este camino, llegará a darse cuenta de que nada es material. Cuando ofrecemos una flor a Krishna, ésta pierde su carácter material porque Dios nunca acepta nada material. Y no es que en la masa la flor sea material y se «convierta» en espiritual cuando la ofrecemos a Krishna. Es «material» sólo en la medida en que pensamos que está hecho para nuestro placer. Pero tan pronto como nos damos cuenta de que existe para el placer de Krishna, Dios, lo vemos como lo que realmente es, que es espiritual.
En verdad, todo el universo es de naturaleza espiritual, por lo que queremos comprometer todo al servicio de Krishna, y así vivir en el mundo espiritual. También es una forma de apreciar la creación de Dios y, por ejemplo, admirar un árbol con el entendimiento de que pertenece a Krishna. Esto es la conciencia de Dios.
Krishna, Dios, dice: «Todo este Universo está impregnado por Mí, en Mi forma no manifestada. Todos los seres están en Mí, pero Yo no estoy en ellos».
Este dicho explica que la energía de Krishna, es decir, Krishna en una forma parcialmente manifestada, impregna cada átomo del universo. Pero es en su forma personal, plenamente manifestada, como aparece. Esta filosofía da cuenta de la diferencia y no diferencia simultánea que existe entre Dios y sus energías. Si un rayo de sol entra por una ventana, no es que el propio sol esté en la casa. El sol y las energías que manifiesta, como el calor y la luz, son cualitativamente iguales, pero cuantitativamente diferentes. Podemos adorar a Krishna a través de su energía. Adoramos a Krishna y a su energía simultáneamente, y como vemos todo como energía de Krishna, podemos adorar todo. Pero esto no significa que adoremos un árbol, una piedra, como adoramos la representación de Krishna en el templo. Tenemos que ver todo en relación con Krishna, Dios, así es como nos hacemos conscientes de la Persona Suprema. Por eso debemos comprometer todo al servicio de Dios, y comprender que todo es Krishna.