La Ciencia Espiritual Pura
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de la infancia a la juventud y luego a la vejez. Este cambio no perturba a quien es consciente de su naturaleza espiritual.

No somos el cuerpo; somos seres espirituales presos en un cuerpo. Nuestro verdadero interés es comprender este simple hecho; entonces podremos progresar más en el ámbito espiritual. De lo contrario, si nos atenemos a nuestra concepción corporal de la vida, nuestra miserable existencia en este mundo continuará para siempre. Los acuerdos políticos, el bienestar social, la asistencia médica y otros programas que hemos establecido para la paz y la felicidad de la humanidad serán transitorios. Tendremos que pasar por los sufrimientos de la vida material uno tras otro. Por eso se dice que esta existencia es una verdadera reserva de condiciones miserables».

Todo depende de la voluntad suprema. Es en virtud de la Voluntad Suprema que nacemos en tal o cual familia, en tal o cual ambiente, con tal o cual personalidad. Todo esto está regulado por el Señor Supremo según los deseos que nos sugiere «maya», la energía de la ilusión. Por lo tanto, en la vida de devoción ofrecida a Dios, uno no debe desear nada, ya que todo depende de Dios, la Persona Suprema. Todos los seres móviles y no móviles de este mundo, incluidos nosotros, están en una situación temporal. No existía antes de nuestro nacimiento y después de nuestra muerte no volverá a existir. En consecuencia, nuestra situación actual es sólo temporal, aunque no irreal. Los filósofos impersonalistas dicen que el ser vivo tiene una existencia muy real, pero que su situación actual dentro de la materia es falsa, sin realidad. Sin embargo, según la filosofía espiritual, la situación actual no es irreal, sino sólo temporal; puede compararse con un sueño. Un sueño no existe antes de que uno se duerma, ni continúa una vez que se despierta. El periodo del sueño sólo existe entre estos dos momentos; por tanto, es irreal en el sentido de que no es permanente.

Del mismo modo, toda la creación material, incluidas las demás criaturas y nosotros mismos, es de naturaleza transitoria. No nos afecta un sueño hasta que tiene lugar o después de que haya pasado, por lo que no hay que aceptar un sueño o una situación parecida a un sueño como real y lamentarse en el momento en que se experimenta.

En nuestra vida pasada teníamos un cuerpo diferente al actual, una familia, padres y hermanos, amigos, un país diferente al actual, que hemos abandonado y olvidado para reencarnarnos en un nuevo cuerpo, con una nueva familia, nuevos padres y hermanos, nuevos amigos, un nuevo país en otro continente o incluso en otro planeta. Todo esto es sólo para el cuerpo efímero y no para nosotros, las almas espirituales encarnadas. Este es el verdadero conocimiento. Así como una semilla produce otra, un cuerpo [el del padre], a través de un segundo cuerpo [el de la madre], produce otro [el del hijo]. Al igual que los elementos del cuerpo material son eternos, el ser vivo que aparece dentro de estos elementos también es eterno.

Dios nos permite comprender que hay dos energías, una superior y otra inferior. Este último está formado por los elementos materiales, cinco brutos (tierra, agua, fuego,

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