La Ciencia Espiritual Pura
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cuerpo. El alma, por naturaleza, pertenece a la energía marginal del Señor Supremo. Además, todo ser vivo, como energía, es considerado originalmente de esencia femenina, es decir, objeto de placer. El cuerpo del hombre es más capaz de liberarse de las garras de la materia que el de la mujer.

En la conciencia de Dios, si el apego del hombre no es a la mujer y viceversa, sino a Krishna, Dios, entonces ambos pueden librarse de las trampas de la materia y alcanzar el reino de Dios. Quienquiera que adopte seriamente la conciencia de Dios, ya sea que pertenezca a la especie más baja, ya sea una mujer o un hombre de menor inteligencia, como un simple comerciante o un trabajador, regresará a Dios, a su morada original en el reino eterno, y alcanzará la morada de Krishna. En resumen, el hombre no debe estar apegado a la mujer, ni la mujer al hombre; ambos deben estar apegados al servicio del Señor. De este modo, ambos tendrán la oportunidad de liberarse de las cadenas de la materia.

El Señor Supremo dice: «Según el cuerpo que le ha sido otorgado, el ser materialista vaga de un planeta a otro, absorbiéndose en la acción interesada, cuyos frutos cosecha sin cesar».

Cambiando su cuerpo material vida tras vida, el materialista viaja no sólo a través de las diferentes especies vivientes, sino también de planeta en planeta. El Señor explica que los seres encarnados condicionados por la materia, encadenados a la acción interesada, vagan así por todo el universo; y si por algún destino feliz, o por algún acto de piedad, entran en contacto con un maestro espiritual, un verdadero siervo de Dios, por la gracia de Krishna, reciben entonces la semilla del servicio devocional. El que la planta en su corazón y la riega con la práctica de escuchar y cantar las glorias de Krishna, Dios, la Persona Suprema, la verá crecer hasta convertirse en una planta majestuosa, que dará frutos y flores que podrá disfrutar incluso en este mundo. Esto se llama el nivel de «plenitud» o «alegría profunda». Cuando el ser individual está condicionado por las contingencias materiales, se le llama materialista, y cuando se libera de todas las contingencias, cuando se vuelve plenamente consciente de Dios, absorbido en el servicio devocional, se le llama liberado. Pero a menos que uno tenga la suerte de conocer a un genuino maestro espiritual por la gracia del Señor, es imposible liberarse del ciclo de muerte y renacimiento en las diversas especies vivientes y planetas del universo (galaxia).

El Señor Supremo dice: «Según sus actos interesados, el ser condicionado obtiene un cuerpo adecuado con una mente y sentidos materiales. Entonces las consecuencias de estos actos llegan a su fin, lo que se llama la muerte. Cuando se inicia un nuevo conjunto de reacciones kármicas, se produce el nacimiento».

Desde tiempos inmemoriales, el ser condicionado se desplaza de una especie viva a otra, de planeta en planeta, en una especie de movimiento perpetuo. Hechizados por la energía material, todos los seres de este mundo vagan por el universo en el vehículo del cuerpo, proporcionado por la energía material. La existencia material se

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