Palabras De Krishna, Cristo, Dios, la Persona Suprema
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Sabed que soy la primera semilla de todos los seres. De los inteligentes soy la inteligencia, y de los poderosos soy la proeza. Yo soy la fuerza del fuerte libre de deseo y pasión. Yo soy la unión carnal que no viola los principios de la religión.

Todo estado del ser, ya sea de Virtud, de Pasión o de Ignorancia, no es más que una manifestación de Mi energía. En cierto sentido, Yo soy todo; sin embargo, nunca pierdo Mi individualidad. Comprende que no estoy sujeto a las gunas. Engañado por las tres gunas [los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material: Virtud, Pasión e Ignorancia], el Universo entero ignora quién soy Yo, el Supremo, el Insaciable, que trasciende estas influencias materiales.

La energía constituida por las tres gunas, esta energía divina, la Mía, no puede ser superada sin daño. Pero quien se entrega a Mí traspasa fácilmente sus límites.

Los necios, los últimos de los hombres, aquellos cuyo conocimiento es robado por el engaño, los endemoniados, estos malhechores no se rinden a Mí.

De cuatro órdenes, los virtuosos que con devoción Me sirven: el desafortunado, el curioso, el hombre que persigue la riqueza y el que desea conocer el Absoluto (Krishna).

De todos, superior es el sabio con conocimiento perfecto, a quien el servicio devocional puro une a Mí. Yo soy muy querido para él, como él es también muy querido para Mí.

Todos estos devotos son en verdad almas magnánimas, pero a aquel que Me conoce, Yo lo considero como viviendo en Mí. Absorto en Mi servicio absoluto, él viene a Mí. Después de muchos renacimientos, cuando sabe que Yo soy todo lo que es, la Causa de todas las causas, el hombre de verdadero conocimiento se entrega a Mí. Rara es un alma tan grande.

Aquellos cuyas mentes están distorsionadas por deseos materiales se dedican a los seres celestiales. Siguen, cada uno según su naturaleza, los diversos ritos propios de su adoración.

Yo habito en el corazón de cada uno como el Alma Suprema. Y tan pronto como un hombre desea adorar a los seres celestiales, soy Yo quien fortalece su fe y así le permite dedicarse al ser celestial que ha elegido.

Lleno de esta fe, pide al ser celestial ciertos favores, y ve cumplidos sus deseos. Pero en realidad, estos favores provienen sólo de Mí. Los hombres de corta inteligencia adoran a los seres celestiales; efímeros y limitados son los frutos de su adoración. Aquel que se dedica a los seres celestiales alcanza sus planetas, cuando Mis devotos, sin embargo, alcanzan Mi planeta, el supremo. Los hombres sin inteligencia, al no conocerme, creen que Yo tomo prestada esta Forma, esta personalidad. Su ignorancia les impide conocer Mi naturaleza suprema e inmutable.

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