En realidad, todos los que matan y comen carne de animales irán a Maharaurava, un planeta infernal situado en el infierno. A este infierno irán todos los que participan en la matanza de animales terrestres y acuáticos, a saber: los ganaderos que llevan sus animales al matadero, los sacrificadores de los mataderos, los carniceros que descuartizan los animales muertos y los venden, los pescadores que los sacan del agua y los matan por asfixia, los pescaderos que venden su carne y los humanos carnívoros que se los comen.
Si la masa de gente quiere salvarse de estas reacciones en cadena de asesinatos vida tras vida, deben dedicarse ahora a desarrollar la conciencia de Krishna, Dios, la Persona Suprema, y dejar todas las actividades pecaminosas.
Debemos luchar contra el mal en su raíz si queremos que desaparezca.
El mal de hoy es el coronavirus, el covid-19, y su raíz no es otra que el deseo insaciable y desmedido de comer carne, pescado y huevos. La consecuencia de este despreciable afán es la matanza de inocentes animales terrestres y acuáticos en mataderos, estanques de pesca y acuicultura, y en mar abierto mediante buques factoría que matan a los seres acuáticos por asfixia.
Si realmente se quiere hacer desaparecer el covid-19, es muy sencillo: cerrar los mataderos, los estanques de pesca y acuicultura, la pesca industrial y la de pequeña escala, detener la matanza de animales inocentes de tierra y agua, y prohibir el consumo de carne, pescado y huevos.
De esta forma tan segura, detendrás a Covid-19 en su camino. De lo contrario, nunca podrás detenerlo.
El ser humano inteligente sabe que no es posible luchar contra las leyes de la naturaleza ni contra la propia naturaleza material, porque ésta actúa bajo la autoridad de Dios. La vacunación protege momentáneamente, pero no anula el mal.
La gente no es consciente de que por matar a animales terrestres y acuáticos inocentes, ellos mismos sufrirán graves reacciones de la naturaleza material. Todos los países en los que se matan animales innecesariamente sufrirán guerras y epidemias impuestas por la naturaleza material.
Al comparar nuestro propio sufrimiento con el de los demás, debemos ser amables con todos los seres vivos, humanos, animales y plantas. Podemos evitar los sufrimientos infligidos por el destino obedeciendo a Dios, haciendo su voluntad divina, entregándonos totalmente a Él y sirviéndole con amor y devoción.