No maten, y no coman la carne de los animales
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Dios sumerge al ser espiritual en el olvido para evitarle el sufrimiento de la reencarnación.

En general, la muerte significa la salida del ser espiritual de su cuerpo, que se ha vuelto inservible, y la entrada en un período de inconsciencia que dura unos nueve meses en un nuevo cuerpo, en el vientre de una nueva madre.

En realidad, tan pronto como se produce la muerte, la reencarnación es casi inmediata y el traslado al vientre de una nueva madre es realizado por los agentes de Dios. El alma, en cuanto abandona el cuerpo anterior, se sumerge en la inconsciencia, para evitar el sufrimiento debido a la incómoda posición de su nuevo cuerpo en el vientre de su nueva madre, y también a la forma de éste si difiere del anterior. En

efecto, un alma encarnada en un cuerpo humano que decide dar la espalda a Dios, ya no le obedece, rechaza su autoridad y, lo que es peor, se atreve a afirmar que el Señor no existe como los ateos, se verá obligada a reencarnarse en un cuerpo animal. Por ello, olvidamos todo lo relacionado con nuestra vida anterior.

En verdad, tan pronto como el cuerpo anterior se va, los asistentes celestiales de Dios toman el alma y la introducen en el espermatozoide liberado por el padre, que luego entrará en el óvulo de la madre, y los dos forman así un huevo vivo, porque ahora hay un alma en él. Es el alma, por su propia presencia, la que desarrolla el óvulo, y siempre gracias a ella, el óvulo se desarrollará en un embrión, luego en un feto y finalmente en un cuerpo de bebé completo. Siempre es el alma la que permite el desarrollo del cuerpo del bebé en el de un adolescente, un adulto y finalmente un anciano. Es el alma la que mantiene vivos todos estos cuerpos.

El nuevo cuerpo del alma que se va a encarnar está en función de sus deseos, sus acciones pasadas y su estado mental. Estos son los factores que determinan en qué tipo específico de cuerpo renacerá.

Por eso, Dios nos insta a dejar de dañar a los animales terrestres y acuáticos, y a dejar de comer carne, pescado y huevos

Esto es lo que les ocurrirá a todos los que maten animales, los hagan sufrir y se coman su carne.

En efecto, el que mata será asesinado en su próxima vida.

Los que crían animales y los llevan al matadero para matarlos con fines de lucro, y aquellos cuyo trabajo es matar a miles de animales, como los sacrificadores de los mataderos, y los que venden la carne de los animales sacrificados, para que otros puedan comprar la carne para comer, deben esperar sufrir el mismo destino que estos animales, vida tras vida.

Es la ignorancia de los hechos de la verdad existencial lo que lleva a los seres humanos a actuar de esta manera, pero debido a esta ignorancia y falta de conocimiento, estos actos sólo traen consigo la desgracia inmediata y la futura caída entre la especie animal. Aunque las bestias, bajo la influencia de la naturaleza material, no son conscientes de ello, su vida es siempre miserable.

El sacrificio de animales también es una cuestión de ignorancia. Las personas que participan en esta matanza no son conscientes de que en una vida futura los animales que matan ahora obtendrán un cuerpo que les permitirá matarlos a su vez. Esta es la ley de la naturaleza.

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