Es deber del rey y jefe de estado gobernar a sus súbditos según los principios divinos, dividiendo la sociedad en cuatro grupos sociales, compuestos respectivamente por sabios eruditos, administradores, comerciantes y trabajadores. Tras dividir así a los diversos miembros de la sociedad, el gobernante se asegura de que cada uno cumpla con los deberes de su clase social.
El sabio erudito, por ejemplo, debe cumplir con el deber que se le asigna sin engañar a la gente común; no se puede obtener el título de sabio erudito sin poseer las cualidades necesarias. Por lo tanto, el rey o jefe de estado tiene el deber de garantizar que todos cumplan con sus deberes de acuerdo con los principios divinos.
Esto nos dice que debemos actuar a lo largo de nuestra existencia de tal manera que, tras abandonar nuestros cuerpos, nos liberemos de las ataduras del nacimiento y la muerte.
Ante todo, no debemos cometer ningún pecado. De hecho, mientras estemos bajo la influencia de maya, la energía ilusoria dentro de la energía material, nos vemos obligados a cometerlo. Por lo tanto, las personas llevan una vida pecaminosa.
En cambio, el ser liberado en esta vida no es culpable de ningún pecado, lo que se reduce a no tener relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio, no consumir carne animal (carne, pescado y huevos), no usar estimulantes ni sustancias tóxicas (drogas, café, té, alcohol, cigarrillos) y dejar de jugar.
Otra característica del ser liberado es que no se ve afectado por los sufrimientos de la vejez. Otro rasgo es que se prepara para dejar de asumir cuerpos materiales, todos los cuales están destinados a perecer. En otras palabras, ya no cae en el ciclo de muerte y renacimiento. Además, las alegrías y las tristezas materiales los dejan indiferentes. El ser liberado ya no experimenta deseos de disfrute material, pues no tiene otra aspiración que servir a Krishna, el objeto más preciado de sus deseos, con amor y devoción. En realidad, todos sus deseos se dirigen hacia Krishna, quien es la Verdad Suprema, y no desea nada más. Finalmente, todos sus deseos se cumplen por la gracia de Krishna. En cualquier caso, no pide nada para sí mismo, y si algo desea, es solo servir al Señor Supremo. Y este deseo se cumple por la gracia del Señor.
El devoto de Krishna regresa entonces al mundo espiritual, llamado Vaikuntha, a su morada original. Desarrolla en su interior las cualidades de Dios, la Suprema Person alidad de Dios. Esto es lo que se llama «identidad cualitativa». Así, así como Krishna nunca nace ni muere, aquellos de Sus devotos que regresan a Él nunca tienen que nacer ni morir de nuevo en este universo material.


