Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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La conciencia es también la percepción que tenemos de nosotros mismos, que nos permite decir «yo soy».

El alma es la conciencia pura que se expresa. Es la fuerza vital, el principio activo que permite al cuerpo vivir y moverse. Es el verdadero Yo, el Yo consciente y el verdadero Ego. La verdadera memoria espiritual está en ella. Da al cuerpo su belleza y su vida. Cada uno de nosotros es, en verdad, un alma espiritual eterna.

Que el alma abandone el cuerpo, y el cuerpo se derrumba, inanimado, muerto. Sólo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción. El cuerpo no es más que una masa de materia inerte, pues está naturalmente desprovisto de vida. El cuerpo es una masa muerta. Es el alma que reside temporalmente en ella, la que le da vida. Esta pequeña chispa espiritual es el principio vital que anima el cuerpo material, donde su influencia se extiende por todas partes a través de esta envoltura carnal.

La conciencia se manifiesta ejerciendo su influencia en todo el cuerpo. Es la prueba de la presencia del alma, que es su fuente. Es bien sabido que, privado de conciencia, el cuerpo material es un objeto sin vida, que nada puede revivir. La conciencia proviene del alma, no de una combinación de elementos materiales. Se encuentra en el corazón y distribuye su energía a todo el cuerpo. Las células sanguíneas, que transportan el oxígeno almacenado en los pulmones, obtienen su energía del alma. Por eso la sangre deja de circular y de realizar sus funciones en cuanto el alma abandona el cuerpo.

La conciencia es la manifestación y la energía principal del alma. Es la conciencia particular de un alma individual la que dirige sus acciones. El cerebro humano es sólo un instrumento que no tiene relación con la verdadera inteligencia, que está en el alma. La verdadera inteligencia es también otro principio principal del alma, pues está en el alma y en ninguna otra parte.

La inteligencia real, la mente y la conciencia en su forma pura son inherentes al alma espiritual, distinta de Dios, que cada uno de nosotros es. Esto permite afirmar con certeza que el cerebro del cuerpo material no es el centro de la inteligencia, y que es la conciencia del alma la que determina la inteligencia de sus acciones.

Sea cual sea el cerebro que tengamos, nuestra vida tendrá éxito si simplemente apartamos nuestra conciencia de la materia y la dirigimos hacia Krishna, Dios, la Persona Suprema.

El ser individual distinto de Dios es por naturaleza un alma espiritual ajena a la materia y como tal es una chispa del Alma Suprema, Krishna, que es la Verdad Absoluta, la Persona Divina. El alma separada debe entregarse completamente a Krishna, el Alma Suprema, para encontrar la felicidad.

El hombre recto recurre al precepto espiritual y puede comprender que todo el cuerpo se desarrolla por la presencia del alma. Si el alma está dentro del cuerpo,

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