Este camino de purificación lo alcanzan todos aquellos que se liberan de la concupiscencia, la ira y la codicia. A través del conocimiento así adquirido, podrán elevarse al más alto nivel de realización espiritual, que encuentra su perfección en el servicio de amor y devoción ofrecido a Krishna. En este servicio devocional, la liberación del alma condicionada del mundo de la materia es segura.
El Señor dice: «Aquel, en cambio, que rechaza los preceptos de las sagradas escrituras para actuar según su capricho, no alcanza ni la perfección, ni la felicidad, ni la meta suprema [que no es otra que Dios mismo].»
Una vez que el alma ha alcanzado la forma humana, es decir, se ha encarnado en la forma humana, se supone que se vuelve cuerda y capaz de seguir los principios que se le han dado para elevarse a la posición más alta. Pero si descuida su observancia, se encontrará degradado.
Sin embargo, si incluso siguiendo estas reglas y principios morales no llega finalmente a conocer al Señor Supremo, todo el conocimiento que pueda haber adquirido será golpeado por la vanidad.
Por lo tanto, es necesario que se eleve gradualmente al nivel de la conciencia de Krishna, del servicio de amor y devoción que se le ofrece a Él, y sólo allí puede alcanzar la más alta perfección.
La verdad es que la forma humana es para la purificación de la existencia, y quienes se niegan a observar sus reglas y principios no pueden purificarse ni encontrar la verdadera felicidad.
El Señor dice: «Lo que es tu deber y lo que no lo es, sabe por tanto determinarlo a la luz de los principios dados en las escrituras. Conociendo estas leyes, actúa de manera que te eleves gradualmente.»