Logos 313
Los verdaderos principios de la religión, que son puramente espirituales, son definidos por el Señor Supremo, ya que Él es la fuente de la pureza perfecta, la perfección absoluta y la sabiduría ilimitada.
La esencia de los verdaderos principios espirituales es la entrega total a Dios, el amor al Señor Supremo, la obediencia y el servicio de amor y devoción a Él, el corazón puro. Quien los asimila y aplica se libera inmediatamente y vuelve a Dios en su reino eterno y absoluto. La religión suprema es la que enseña a sus devotos a amar a Dios, a entregarse a Él, a servirle con amor y devoción, a renovar el vínculo con el Señor Supremo y a amar a todos los seres vivos, humanos, animales y vegetales, sin excepción.
Bienaventurados aquellos que se rinden al Señor Supremo, que le obedecen, que hacen su divina voluntad y que le sirven con amor y devoción, porque tienen asegurada su divina protección. El Señor los protege él mismo o envía a sus mensajeros personales para que los cuiden. Los mensajeros personales de Dios están siempre dispuestos a proteger a los siervos y siervas del Señor de sus enemigos, de los seres envidiosos y malvados, de los desastres naturales y de cualquier otro peligro que puedan encontrar en este mundo. Que confíen en la protección que les brinda Dios.
En el mundo material, uno encuentra peligros a cada paso, pero estos peligros no están dirigidos a los devotos que se han rendido al Señor y se complacen en servirle con amor y devoción, con un corazón puro.